Teherán. El primer presidente de la República Islámica de Irán, Abolhasán Banisadr, falleció este sábado en un hospital de París a los 88 años, tras décadas de exilio en Francia después de su destitución por el Parlamento.
"Tras una larga enfermedad, Abolhasán Banisadr falleció el sábado en el hospital" Pitié-Salpêtrière de la capital francesa, anunció la agencia oficial iraní Irna, que citó a un allegado del exjefe de Estado.
Su familia en Francia confirmó su muerte. "Queremos informar al honorable pueblo de Irán y a todos los activistas de la independencia y la libertad que (…) Abolhasán Banisadr falleció tras una larga enfermedad", dijeron en un comunicado.
Abolhasán Banisadr, otrora íntimo colaborador del fundador de la República Islámica, el ayatolá Jomeini, fue elegido presidente en enero de 1980.
Pero fue destituido por el parlamento iraní en 1981 al deteriorarse sus relaciones con el difunto líder supremo. Desde entonces, vivía exiliado en Francia.
"Querido padre"
Banisadr era un moderado: defendía la libertad y la democracia, y abogaba por un islam liberal.
A los 17 años, este musulmán practicante entró en las filas del Frente Nacional, el movimiento nacionalista del doctor Mohamad Mossadegh, que luchó por la independencia de Irán y la nacionalización del petróleo.
Tras estudiar teología, economía y sociología, se convirtió en un firme opositor al régimen del sah.
Buscado por la policía, tuvo que huir de Irán en 1963 y se instaló en París. En 1970, abogó por la unión de la oposición iraní en torno a Jomeini, que entonces estaba exiliado en Irak.
En octubre de 1978, Jomeini viajó a Francia, y Banisadr pasó a formar parte de su círculo íntimo. Se refería a él como "querido padre".
Más tarde, Banisadr lamentaría no haber sabido reconocer el "gusto por el poder" de Jomeini.
Regreso a Irán
Banisadr estuvo a bordo del avión que llevó al "Guía de la Revolución" de vuelta a Irán el 1 de febrero de 1979.
Tras pasar por el Ministerio de Economía y el Ministerio de Relaciones Exteriores, Banisadr se convirtió en el primer presidente de la República de Irán elegido por sufragio universal el 26 de enero de 1980, con el 76% de los votos.
Desde el inicio de su mandato, Banisadr se enfrentó a inmensas dificultades: la crisis de los rehenes estadounidenses, la guerra con Irak, la situación en el Kurdistán, la crisis económica y, sobre todo, la oposición de los poderosos clérigos fundamentalistas.
Como jefe de las fuerzas armadas desde febrero de 1980 hasta junio de 1981, reorganizó el ejército iraní y pasó gran parte de su tiempo en el frente de la guerra de ocho años con Irak.
Pero este defensor de una "tercera vía islámica", respetuosa con los principios democráticos, tuvo que plegarse finalmente al poder de los mulás.
Exilio
Tras más de un año de conflicto con ciertos miembros del alto clero chiita y con el Partido de la República Islámica (mayoritario en el Parlamento), el proceso de democratización se detuvo.
El 21 de junio de 1981, fue destituido por el Parlamento por "incompetencia política", con la aprobación de Jomeini.
Tras esconderse durante una semana, fue introducido en un avión de la fuerza aérea secuestrado por uno de sus partidarios, y escapó a Francia, donde se le concedió asilo y se le proporcionó protección policial.
Una vez en el exilio, fundó el Consejo Nacional de Resistencia de Irán con Masud Rajavi, líder de la Organización de Muyahidines del Pueblo de Irán, y representantes de comunidades minoritarias como los kurdos iraníes.
Sin embargo, Banisadr se enemistó con Rajavi y posteriormente abandonó el consejo.
Escribió un libro en el que acusaba a los ayatolás de Irán de conspirar para hacerse con el poder, y testificó sobre los asesinatos de disidentes iraníes que achacaba a los mulás.
En mayo de 1984 se instaló en Versalles, en la región de París, donde vivió bajo protección policial hasta su muerte.