Libia. Los guardias de un centro de detención en Libia abrieron fuego en medio del caos en las instalaciones atestadas y como resultado mataron a al menos seis personas, denunciaron el sábado funcionarios de Naciones Unidas. Es la tragedia más reciente relacionada con migrantes en el país norteafricano.
Por el momento no estaba claro qué desencadenó la violencia, pero Vincent Cochetel, el enviado especial de la agencia de la ONU para los refugiados para el Mediterráneo central, dijo que las “violaciones de los derechos humanos y las condiciones inhumanas” en los abarrotados centros podrían haber conducido al caos, que incluyó “disparos indiscriminados”.
Las imágenes que circulaban por internet mostraban supuestamente a cientos de migrantes huyendo del centro en una aparente fuga masiva a través de un agujero en la cerca del recinto. Algunos parecían estar ayudando a compañeros aparentemente heridos. En otras grabaciones se veía a un gran número de migrantes corriendo por las calles de Trípoli.
Días atrás, un grupo de migrantes que trató de huir de Mabani fue frenado “con una violencia extrema”, según la ONG Médicos Sin Fronteras, que pudo realizar una inusual visita al centro.
MSF contó que su equipo “escuchó dos rondas de disparos a muy poca distancia y presenció las golpizas indiscriminadas a un grupo de hombres que después fueron obligados a entrar en vehículos y fueron llevados a un destino desconocido”.
El incidente más reciente se produjo una semana después de que las autoridades arrestaron a más de 5.000 personas en una enorme operación contra la inmigración y después de que investigadores comisionados por la ONU informaron que los abusos y malos tratos contra los migrantes en Libia constituyen crímenes de lesa humanidad.
El tiroteo ocurrió el viernes en el centro de detención Mabani, al oeste de la capital, Tripoli, donde las autoridades enviaron a principios de mes a 4.187 detenidos nuevos, entre ellos 511 muejres y 60 niños, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Un vocero del Ministerio del Interior libio, que gestiona estos centros, no respondió de inmediato a peticiones de comentarios.
Cochetel instó a la Unión Europea y a la ONU a imponer sanciones a los implicados en los abusos, especialmente tras el reporte encargado por Naciones Unidas. “Algunas personas tienen una responsabilidad especial en los abusos contra los derechos humanos cometidos bien porque están directamente implicadas en ellos o por encubrirlos con su autoridad. Es hora de que los comités sancionadores de la ONU y la UE tomen medidas”, dijo a The Associated Press.
Federico Soda, director de la misión de la OIM en Libia, informó que al menos seis migrantes fallecieron por los tiros de los guardias.
De los más de 5.000 migrantes detenidos a principios de mes, 215 eran menores de edad y más de 540 eran mujeres, de las cuales al menos 30 estaban embarazadas, según la OIM. El operativo, que dejó un migrante muerto y otros 15 heridos, comenzó el 1 de octubre en la localidad occidental de Gargaresh, un punto clave en la ruta migratoria en el país, y se propagó a zonas próximas.
Las autoridades libias dijeron que se trataba de una operación de seguridad contra la inmigración ilegal y el narcotráfico, pero el Ministerio de Interior, que dirigió las redadas, no reportó la detención de traficantes o contrabandistas.
Horas antes del caos en Mabani, ACNUR dijo que en ese operativo se derribaron muchas construcciones en obras y viviendas improvisadas de migrantes.
“Los allanamientos (…) han creado pánico generalizado y miedo entre los solicitantes de asilo y refugiados en la capital”, explicó la agencia de la ONU. Muchos de ellos, incluyendo menores no acompañados y madres jóvenes, protestaron ante el Centro Comunitario de Día de la institución en Trípoli para exigir su evacuación de Libia.
La agencia anunció que suspendió temporalmente su actividad en el centro luego de que dos de sus trabajadores resultaron heridos.
ACNUR pidió a las autoridades libias que permitan la reanudación de los vuelos humanitarios luego de casi un año de estar suspendidos.
Libia se sumió en el caos tras la revuelta respaldada por la OTAN que derrocó y mató al dictador Moammar Gadhafi en 2011. Desde entonces se ha convertido en una ruta popular, aunque extremadamente peligrosa, para quienes llegar a Europa huyendo de la pobreza y las guerras en África y Oriente Medio.