Kunduz. Al menos 55 personas murieron en un atentado suicida perpetrado ayer durante la oración del mediodía en una mezquita chiíta de la ciudad de Kunduz, al noreste de Afganistán, cuya autoría fue reivindicada por el Estado Islámico (EI), responsable del atentado en el aeropuerto de Kabul del pasado 26 de agosto.
El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó “en los términos más enérgicos” el ataque, “el tercero contra un edificio religioso en menos de una semana. Los autores deben ser llevados ante la justicia”, exigió en un comunicado.
El grupo EI, que también perpetró un atentado contra otra mezquita de Kabul el pasado domingo –en el que murieron cinco personas– se adjudicó el ataque en uno de sus canales de Telegram.
Según la organización yihadista, el atacante suicida se apodaba Mohammed El Uigur, dando a entender que formaba parte de la minoría musulmana china, algunos de cuyos miembros se unieron al EI.
“Hasta ahora hemos recibido 35 cadáveres y más de 50 heridos”, dijo a la Afp un médico del hospital central de Kunduz, bajo anonimato. Poco antes, un responsable local de la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) aseguró que su clínica en Kunduz recibió “a más de 90 pacientes heridos y al menos 15 cadáveres”.
El estallido se produjo durante la oración de mediodía, la más concurrida de los viernes, día de descanso musulmán. Los testigos describieron escenas atroces.
Rahmatullah declaró: “Había 300 o 400 personas dentro; no quedaba ningún sitio. Estábamos en el vestíbulo de la entrada cuando, de repente, ocurrió la explosión”.
Imágenes compartidas en las redes sociales, que no pudieron ser verificadas inmediatamente, mostraban varios cuerpos ensangrentados tendidos en el suelo.
“Vi al menos 40 cuerpos”, aseguró un comerciante local, Zalmai Alokzai, que se dirigió inmediatamente al hospital para donar sangre para las víctimas. “Las ambulancias iban y venían para transportar los cadáveres”, explicó.
Una profesora de Kunduz explicó a la Afp que la explosión tuvo lugar cerca de su domicilio. “Fue aterrador. Algunos vecinos murieron o están heridos”, declaró. “Un vecino de 16 años falleció, sólo pudimos encontrar la mitad de su cuerpo”.
En declaraciones a periodistas locales, Dost Muhammad, jefe de los servicios de seguridad de los talibanes en Kunduz, afirmó que “quienes cometieron este acto quieren sembrar discordia entre sunitas y chiítas. Les aseguramos a nuestros hermanos chiítas que garantizaremos su seguridad y que estos ataques no se reproducirán”.
Desde que los talibanes tomaron el poder de Afganistán, a mediados de agosto, la rama local del EI, el Estado Islámico del Khorasan (EI-K) ha multiplicado sus ataques.