Hasta el 30 de noviembre de 2018 el Complejo Cultural Los Pinos fue conocido por ser la residencia oficial de los presidentes de México. El último en ocuparla fue Enrique Peña Nieto.
En entrevista, Homero Fernández Pedroza, director del complejo cultural, consideró que el día de la inaguración del recinto el estado en que habían quedado las instalaciones todavía “era un poco deprimente”. Sin embargo, esa reinauguración, a la que asistieron alrededor de 50 mil personas, fue bien amenizada por la presencia de música, y así desde el principio esa manifestación artística se vio ligada a la nueva identidad de Los Pinos.
Desde entonces han pasado casi tres años. Y en ese tiempo Los Pinos se han convertido en un espacio para muchas otras cosas. Donde antes estaba el Edificio Bicentenario ahora se encuentra la sede del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Otros edificios son los espacios del Sistema Nacional de Fomento Musical y su Orquesta Escuela Carlos Chávez.
La Casa Lázaro Cárdenas se convirtió en un museo “que narra la vida y obra del general”. En la Casa Miguel Alemán, por su parte, se organizan conciertos y ciclos de cine. De todas formas, cambiar la lógica de mucha de la infraestructura no ha sido una tarea sencilla.
“Construían edificios adentro de oficinas y sin un orden, sin una lógica”, describió Fernández Pedroza, “ha sido difícil hallar nuevo sentido a los espacios pero se han ido encontrado soluciones”.
“Hay públicos que van a buscar obras de teatro. Tenemos programas muy interesantes con prácticamente todas las direcciones de la Secretaría de Cultura. La secretaria Frausto nos ha pedido que trabajemos de manera transversal y eso hace que se potencie la calidad de la oferta, y también ahorrar mucho presupuesto”, señaló.
Memoria histórica
Una de las temáticas que interesa resaltar es la memoria histórica, “y más en el lugar donde creemos que se tomaron ciertas decisiones, y a unos metros de las estatuas de los personajes que las tomaron”, resaltó.
Como parte del proyecto Chapultepec Naturaleza y Cultura los museos que se encuentran en la zona se están remodelando. Tal es el caso de la Sala de Arte Público Siqueiros, por dicha razón su archivo plástico y documental se está albergando en Los Pinos. Dicha colaboración permitió que a principios de mes fuera inaugurada una exposición del pintor que incluye dos obras que no habían sido exhibidas antes.
Dentro de las más recientes incorporaciones al complejo cultural destacan las modificaciones del llamado Molino del Rey. El edificio, también conocido por ser el primer molino de América y la sede del Estado Mayor Presidencial durante muchos años, es desde principios de mes un Cencalli, es decir, una casa del maíz y la cultura alimentaria que busca revivir antiguas tradiciones gastronómicas.
“Teniendo una cultura milenaria tan rica aquí en México, queremos regresar un poco a esto y también enseñar que es accesible, que puedes comer bien sin necesidad de pagar mucho”, señaló el director de Los Pinos. Con el Cencalli, ahora los visitantes también podrán encontrar un tianguis de productores y artesanos locales.
El nuevo propósito de Los Pinos es “que sea un lugar que a la hora que llegues puedas encontrar algo. Y es también lo que pensábamos, que si la gente iba por curiosidad o morbo pudiera encontrarse con una obra de teatro de calidad, una oferta cultural, y quizá nunca habían tenido acceso a ello”, dijo Fernández Pedroza.
Desde que Los Pinos es un complejo cultural se han organizado alrededor de 3 mil 500 actividades con casi mil artistas de todas las disciplinas. En el espacio se ofrecen continuamente conciertos, talleres, exposiciones, encuentros y hasta estrenos como la de la cinta Noche de fuego de Tatiana Huezo. La programación también atiende a infancias y juventudes, además de la diversidad cultural, mediante el reconocimiento de la diversidad lingüística del país; y estar abiertos a propuestas ciudadanas.
A pesar de la pandemia, gracias a que Los Pinos cuenta con grandes espacios abiertos, mucha gente ha podido disfrutar de las instalaciones. “Antes era la casa de un funcionario y ahora es la casa de todos los mexicanos, pues ahí también recibimos a los médicos y enfermeros que sufrían discriminación, o tenían miedo de contagiar a sus familias”, contó Fernández Pedroza.
El complejo cultural se sigue modificando para ser más accesible a todo tipo de públicos. Como parte de sus propósitos actuales está lograr que la gente vea y perciba “a Los Pinos como un gran espacio cultural, para que nunca más se le ocurra a algún presidente convertirlo en un espacio de exclusión y de poder”, concluyó el director.
La programación del complejo cultural se puede consultar en su página de Internet lospinos.cultura.gob.mx y en sus redes sociales.