Los alimentos se han encarecido más de 40 por ciento a escala mundial desde el inicio de la pandemia de coronavirus, lo que redobla el desafío de la crisis en los países de ingreso bajo, donde estos bienes representan una amplia proporción del consumo, alertó el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“El doble impacto del aumento de los precios de los alimentos y la caída de los ingresos exacerbará la desigualdad. En los países de bajos ingresos, donde los alimentos representan alrededor de 40 por ciento de la canasta de consumo, el alza de los alimentos básicos elevó el índice de precios al consumidor en 5 puntos porcentuales”, expuso en su informe Perspectivas de la Economía Mundial.
Espiral “autocumplida”
El FMI advierte que la inflación –el aumento generalizado de precios en las mercancías y servicios– en las economías avanzadas llegará a 3.6 por ciento al cierre del año y luego se revertirá esta tendencia en el primer semestre de 2022 para situarse en 2 por ciento, mientras como promedio de las emergentes –entre las que se clasifica a México– llegará a 6.8 por ciento en 2021 y luego cederá a 4 por ciento.
“La inflación continuará en aumento en los próximos meses para luego volver a los niveles previos a la pandemia hacia mediados de 2022; si bien persisten los riesgos de una aceleración (…) las buenas noticias para las autoridades económicas es que las expectativas de inflación a largo plazo están bien ancladas”, añadió el FMI.
No obstante, reconoció que las proyecciones “conllevan gran incertidumbre y la inflación podría ser elevada durante más tiempo”. El aumento de los costos de la vivienda y la prolongada escasez de la oferta en las economías avanzadas y en desarrollo, la presión sobre los precios de los alimentos y la depreciación de las monedas de mercados emergentes, serán factores determinantes.
El organismo agregó que entre los economistas hay quienes consideran que los estímulos gubernamentales pueden reducir las tasas de desempleo al grado de que se impulsen los salarios y aumente la demanda, “lo que podría desanclar las expectativas y derivar en una espiral inflacionaria autocumplida”; otros prevén que las presiones serán transitorias al reducirse el gasto de gobierno.