Convenios suscritos por el Gobierno de la Ciudad de México con la federación permitieron obtener el año pasado recursos por 8 mil 379.9 millones de pesos considerados como extraordinarios o no recurrentes, los cuales no formaban parte de los fondos previstos en la Ley de Ingresos, que a su vez registraron una caída de 3.2 por ciento respecto al monto programado y de 6.2 comparado con 2019.
Con eso se evitó que la contracción por la caída de las prerrogativas de origen federal no resultara tan grande y fungieron como estabilizadores de las finanzas públicas en la capital por la emergencia sanitaria, señala el análisis de la cuenta pública de la Ciudad de México 2020 que realizó la Unidad de Estudios de Finanzas Públicas en el Congreso local.
El dinero provino de fondos distintos de aportaciones, particularmente del de estabilización de ingresos de las entidades y se suscribieron específicamente con la finalidad de combatir la crisis ocasionada por el Covid-19.
El análisis refiere que los ingresos locales tributarios sumaron 55 mil 966.1 millones de pesos, 7.0 por ciento menos de lo previsto en la Ley de Ingresos, mientras los no tributarios ascendieron a 34 mil 615 millones, debajo de lo programado en 0.2 por ciento.
En el caso de las entradas tributarias, el análisis destaca que 77.9 por ciento de la recaudación provino de los impuestos predial y sobre nóminas, lo que “demostró el compromiso de los ciudadanos y empresas de la capital al cumplir con sus contribuciones en medio de la pandemia, disminuyendo el impacto en los ingresos”.
En cuanto a los de origen federal, el análisis señala que se transfirieron a la ciudad 82 mil 730.8 millones, que incluyeron gasolina, diésel y entero de impuestos, lo que significó una caída de 9.8 por ciento sobre lo programado para el ejercicio fiscal, que era de 91 mil 741.6 millones.
Esta disminución se observó principalmente en participaciones e incentivos derivados de la colaboración fiscal, atribuidos –al igual que la caída de los ingresos propios de la ciudad– a la pandemia.
“A pesar de que los ingresos de origen federal sufrieron una contracción, no resultó tan pronunciada debido a que los ingresos no recurrentes fungieron como estabilizadores de las finanzas públicas, al propiciar un equilibrio presupuestal”, señala el documento de la unidad especializada, cuyo fin es coadyuvar en las atribuciones del Congreso en el cumplimiento de políticas de ingresos, gasto y deuda.