Ciudad de México. El presidente Andrés Manuel López Obrador se reunirá este viernes con funcionarios de Estados Unidos encabezados por el secretario de Estado, Antony Blinken, y el fiscal general, Merrick Garland, para tratar temas de seguridad.
En la perspectiva mexicana el objetivo es lograr un “entendimiento simétrico” para bajar homicidios y tráfico de armas, entre otros puntos, pero ya no en el contexto del “asistencialista” de la Iniciativa Mérida, creada en 2008, bajo el mandato del panista Felipe Calderón, para atajar al narcotráfico.
En la conferencia de prensa matutina de ayer, realizada en Veracruz, el mandatario confirmó que desayunará con los enviados del presidente Joe Biden. Después, la delegación de la Casa Blanca tendrá encuentros bilaterales con funcionarios mexicanos como el fiscal general de la República, Alejandro Gertz; el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y miembros del gabinete de seguridad.
En el marco de la conferencia, el canciller Ebrard destacó que la instrucción es iniciar una nueva etapa.
La Iniciativa Mérida, afirmó, “es asistencialista, basada en otra estrategia de seguridad, totalmente distinta a la que hoy se está implementando, y por ende se tiene que trabajar con Estados Unidos, basada en un entendimiento simétrico y respetuoso”.
El funcionario afirmó que México presentó 10 ejes comunes para el encuentro.
Horas más tarde, tras presentar el pasaporte electrónico en la Ciudad de México, el titular de la SRE subrayó que la estrategia conjunta de seguridad tendrá una nueva visión sobre dos bases: el respeto mutuo y atender las prioridades de cada uno de los dos países. En el caso de México, sostuvo el canciller, la prioridad es reducir los homicidios y la violencia.
Aseveró que México no espera reproches de Estados Unidos en este diálogo binacional, sino por el contrario, será un ejercicio de colaboración mutua para llegar a acuerdos y emprender un trabajo conjunto a fin de combatir la inseguridad, el paso ilícito de drogas y armas, al crimen trasnacional, el incremento en el consumo de drogas, entre otras.
Delineó algunos de los 10 ejes: el mejoramiento de las capacidades de los dos países y el intercambio de información, que México conozca cuánta droga se vende en territorio estadunidense y dónde, saber que hacen las autoridades de esa nación para combatirlo; que se siga el flujo de recursos, que los procesos de extradición sean expeditos, la corresponsabilidad de Estados Unidos para atacar el tráfico ilícito de armas, el desarrollo socioeconómico y emprender esfuerzos conjuntos para enfrentar el consumo de estupefacientes, entre otros.