Necesitado de votos para sacar adelante su iniciativa de reforma en materia eléctrica y de litio (electroLit, suero políticamente rehidratante), el Presidente de México ha tenido a bien lanzar a la reducida bancada legislativa del Partido Revolucionario Institucional (PRI) una especie de fondo de protección al ahorro histórico, un FobaPRI, a partir de la muy discutible interrogación simplista: el PRI actual, el de la fuerza actuante del salinismo, de los residuos peñistas, los pataleos madracistas, el muratismo “obradorista”, los Moreira, Sauri y Alitos. “¿Va a seguir con el salinismo como política o va a retomar el camino del presidente Cárdenas, del presidente Adolfo López Mateos, el camino que trazaron estos dos grandes presidentes de México?”
Un voto circunstancial, por más trascendente que resulte, no puede borrar o cambiar el saldo histórico de una organización política. Y en el PRI actual no hay ni pizca de cardenismo, pues esa corriente pasó al Frente Democrático Nacional, el PRD y, disminuida, testimonial salvo en Michoacán, a Morena.
De paso, vale discutir la ya reiterada consideración positiva de AMLO hacia Adolfo López Mateos (presidente del país de 1958 a 1964), político de cierta izquierda retórica que reprimió movimientos reivindicativos, de manera aplastante el sindical de los ferrocarrileros; encarceló a líderes como Demetrio Vallejo y el profesor Othón Salazar, y no hizo nada ante el secuestro y asesinato (atribuidos a elementos del Ejército) de su “amigo”, el dirigente agrarista Rubén Jaramillo, su esposa y tres hijos.
Dado al disfrute disipado del poder, era apodado “López Paseos”, ello y problemas de salud le hicieron delegar funciones en sus cercanos; su secretario de Gobernación fue Gustavo Díaz Ordaz. Una nacionalización eléctrica no hace verano.
Claro está que el flirteo de Palacio Nacional con los restos del priísmo busca allegarse los votos necesarios para la reforma ElectroLit, pero también golpea y seguramente fracturará la alianza opositora originalmente integrada por Acción Nacional, el Fideicomiso de Liquidación de la Revolución Democrática (Fiderredé) y el PRI.
Ya el PAN lanzó ayer un ultimátum al priísmo: si apoyan a Morena en el lance ElectroLit se acabará la desde ahora cadavérica coalición llamada Va por México. El tambaleante dirigente formal del PRI, Alejandro Moreno, Alito-Amlito, respondió que a su partido no lo presiona nadie (risas grabadas, por favor), mientras desarrolla la “consulta” que desde ahora es un PRIMor.
Ríspido se volvió el ambiente político previo a la ceremonia solemne de entrega de la medalla Belisario Domínguez, en esta ocasión a la respetada economista y política Ifigenia Martínez, siempre decidida en favor de causas de izquierda o progresistas. Con la furia del converso, Lilly Téllez, quien llegó al Senado a nombre de Morena, por invitación y apoyo de Andrés Manuel López Obrador, para luego pasarse a la bancada panista, llamó al Presidente de la República “violador serial de la Constitución” y llamó a “hacerle frente” en la anunciada visita a esa cámara legislativa.
López Obrador decidió no asistir a ese acto solemne ante el amago de un incidente que lo podría empañar, e incluso ante una falta de respeto a la investidura presidencial. Ayer, en una sesión senatorial ordinaria, el debate entre panistas y morenistas subió fuertemente de tono.
Astillas
No se mide el senador morenista por Coahuila, Armando Guadiana, señalado en los Pandora Papers como responsable de operaciones por 28 millones de dólares. Explotador al extremo de trabajadores mineros (Cristina Auerbach: https://bit.ly/3iBfoC6), no explica el origen de esa fortuna, que no reportó en su declaración patrimonial, pues, dice, esos hechos “fueron de 2008-2009 y no tenían que entrar; ya no existen”... Y, mientras el gobernador Tik Tok de Nuevo León, Samuel García, ha anunciado que tendrá sus Mañaneras Cabrito a las 10 de la mañana de martes, jueves y domingos, ¡hasta mañana!
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