Nueva York. Los 400 estadunidenses más ricos incrementaron su riqueza total 40 por ciento el año pasado, en plena pandemia, cuyas consecuencias económicas han devastado a millones de personas en este país y el resto del mundo, elevando el monto de su fortuna colectiva a 4.5 billones de dólares.
Casi todos en este exclusivo club tienen más dinero ahora que hace un año, pero entre las excepciones está un ex presidente, según la lista anual de los 400 más ricos de Estados Unidos calculada y publicada por Forbes.
Muchos de estos mismos individuos y sus empresas legalmente pagaron poco o nada de impuestos federales, con tasas muy por debajo de la gran mayoría de los contribuyentes, a tal extremo que no requieren de los servicios para ocultar sus fortunas del fisco en cuentas y entidades offshore como las reveladas por los Papeles de Pandora esta semana.
Jeff Bezos, fundador de Amazon, repitió por cuarto año consecutivo en su puesto número uno en la lista de Forbes de los estadunidenses más ricos con una fortuna personal de 201 mil millones de dólares (su ahora ex esposa MacKenzie Scott está en el número 15 con 58.5 mil millones). Elon Musk, de Tesla, le sigue con una fortuna de 190.5 mil millones y en tercero está Mark Zuckerberg, de Facebook, con 134.5 mil millones. Bill Gates está en cuarto puesto con 134 mil millones (su ex esposa Melinda French Gates ocupa el número 158 con 6.3 mil millones). Los fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin ocupan los siguientes dos lugares, y entre los 20 más ricos también están Michael Bloomberg, y en los sitios 11, 12 y 13 están los integrantes de la familia Walton, dueños de Walmart. (Para ver la lista completa: https://www.forbes.com/forbes-400/).
Para ingresar a este exclusivo club de los 400 más ricos, se requiere una fortuna mínima de 2.9 mil millones. Unos 51 fueron expulsados de la lista de ricos supremos, entre ellos, el ex presidente Donald Trump, quien por primera vez en 25 años no figura en la lista, su fortuna se calcula en sólo 2.5 mil millones. Fue uno de los pocos ricos que no disfrutaron del auge de los multimillonarios del año pasado, con la fortuna del autoproclamado “genio” empresarial perdiendo 600 millones.
La concentración de riqueza que este club representa es parte de la mayor desigualdad económica en la historia de Estados Unidos desde 1928, tema que está al centro del debate político y social nacional. El hecho de que se volvieran más ricos que nunca durante una pandemia con consecuencias económicas masivas para las mayorías en el país expresadas en mayor pobreza, más hambre, y por un tiempo con niveles de desempleo dramáticos, sólo confirmó para muchos un sistema que algunos críticos –como el senador Bernie Sanders o intelectuales como Noam Chomsky, Cornel West y Robert Reich– califican de llegar casi a una oligarquía.
Los Papeles de Pandora, proyecto de investigación periodística del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), que está provocando un terremoto al revelar los clientes y cómplices de una economía clandestina internacional para los ricos y sus métodos de operación, arrojó una interrogante al no encontrar a muchos estadunidenses entre los individuos ultra-rricos que suelen usar los llamados paraísos fiscales.
Una razón de ello, concluyen algunos de los investigadores, es que estos estadunidenses no necesitan esos paraísos fiscales para ocultar sus fortunas, ya que bajo las leyes y el sistema tributario de su país logran evitar el pago de impuestos de manera legal.
Los más ricos de Estados Unidos, Bezos, Musk, Bloomberg… pagan casi nada en impuestos federales sobre sus ingresos, y muchas veces ni un solo centavo, confirma una investigación reciente de ProPublica. La organización de periodismo de investigación obtuvo un enorme acervo de la agencia federal de impuestos –el IRS– de los datos sobre miles de los individuos más ricos del país a lo largo de15 años, y concluyó que “destruye el mito de la piedra angular del sistema de impuestos estadunidense: que todos pagan su justa parte y que los más ricos pagan más que todos”. Los documentos oficiales muestran que los más ricos, de manera legal, logran pagar apenas una mínima fracción en impuestos sobre el crecimiento por cientos de millones, y hasta miles de millones, de sus fortunas.
La tasa media de impuestos federales de un hogar estadunidense es de 14 por ciento, y el más alto sobre una pareja llega a 37 por ciento si tienen ingresos superiores a 628 mil 300. Pero el análisis realizado por ProPublica descubre que lo que llaman la “tasa real de impuestos” sobre el incremento de riqueza cada año de los 25 estadunidenses más ricos es de sólo 3.4 por ciento. La tasa real para Jeff Bezos entre 2014 y 2018, cuando su fortuna creció 99 mil millones, fue de 0.98 por ciento, la de Warren Buffett de 0.10 por ciento, y así (https://www.propublica.org/article/the-secret-irs-files-trove-of-never-before-seen-records-reveal-how-the-wealthiest-avoid-income-tax).
En algunos años, estos megarricos pagaron cero en impuestos –fue el caso de Bezos, entre otros–, en 2007 y lo mismo en 2011.
Fideicomisos para heredar
A la vez, más de la mitad de los 100 estadundienses más ricos usan fideicomisos para evitar el pago de impuestos cuando trasladan sus fortunas a sus herederos, descubrió ProPublica. Bloomberg, los hermanos Koch, la viuda del fundador de Apple están entre los que usan estos mecanismos especiales, todo lo cual lleva a que las arcas públicas pierdan, según algunos cálculos, cientos de miles de millones.
Chuck Collins, especialista en maniobras de los más ricos para proteger sus fortunas y coordinador del programa sobre desigualdad económica del Institute for Policy Studies (https://inequality.org), bautiza a los banqueros, abogados y contadores dedicados a esta sagrada misión como “la industria de defensa de los ricos” en su libro Los acaparadores de la riqueza.
Así, los estadunidenses con más dinero ya viven esencialmente en un paraíso fiscal, y no necesitan recurrir al extranjero, o sea, offshore, bajo las reglas del juego actuales en su país para evitar pagar impuestos, aunque muchos desean ocultar partes de sus fortunas por otras razones, y varias empresas estadunidenses siempre buscan formas de trasladar parte de sus activos a otros “paraísos”, a fin de reducir sus impuestos.
Con las revelaciones de los Papeles de Pandora, junto con el trabajo de otros como ProPublica e IPS, es cada vez más difícil fingir que los más ricos en Estados Unidos viven bajo las mismas reglas que los demás.
Todo eso está provocando un debate nacional que buena parte de la cúpula económica y los políticos cómplices de este juego clandestino habían logrado evitar durante años sobre la existencia, transparencia y legitimidad del paraíso de los ricos.