Ciudad de México. Ya sin las vallas metálicas que lo resguardaron durante 780 días, de Tultepec, estado de México, Sonora, Yucatán, Alemania, Perú, Argentina y Estados Unidos llegaron visitantes a la glorieta del Ángel de la Independencia para sentarse en las escalinatas, descansar o tomarse selfis, quienes exclamaron desde “¡ya era hora!” hasta los que se dijeron sorprendidos porque el monumento “¡es muy imponente!”
El 17 de agosto de 2019, el Ángel de la Independencia fue amurallado, primero con tapiales de madera y posteriormente con vallas metálicas de más de 2.5 metros de altura, luego de que fue intervenido por mujeres con el rostro cubierto que protestaban en contra de la violencia de género; además, las autoridades capitalinas anunciaron que se tenía programada la remodelación por afectaciones que dejó el sismo de septiembre de 2017.
Parejas, grupos de amigos y familias completas, como la de Miguel Ángel González, de cinco integrantes, que abordó el Tren Suburbano desde Tultepec para volver a “estar en el Ángel”, y la de Héctor, que viajó desde Nogales con su esposa y tres hijos, señalaron: “Es bueno para los que no lo conocíamos. Esperaríamos que en las manifestaciones demuestren su inconformidad sin causar daños”.
Como la Torre Eiffel
Iván, repartidor de comida, quien esperaba la solicitud de un servicio mientras estaba en las escalinatas, comentó: “¡Ya hacía falta!; el Ángel es un ícono de México, es como la Torre Eiffel de París o el Big Ben en Londres. No lo podían dejar amurallado toda la vida, pero aún corre el riesgo de que lo vuelvan a grafitear”.
Oriunda de Los Sauces, Guerrero, pero residente en Chicago, Maribel se dijo emocionada de estar nuevamente al pie del Ángel y con el gusto de llevar a su hijo Ricardo “a conocerlo” antes de que concluya su estancia en la capital este jueves.
De Perú y Alemania llegaron Elena, Fiorela y Lisa, quienes se dijeron cautivadas por el monumento y con mucha suerte de verlo; mientras Alejandro, de Argentina, dijo: “Es muy imponente, es la primera vez que lo veo”.
Procedente de Mérida, Zully opinó que estar en el monumento “fue un doble regalo” porque no salía desde marzo del año pasado, y exclamó: “¡Ya era hora que lo abrieran, daba tristeza verlo con vallas y maltratado!”
Mientras Adrián y Verónica aprovecharon que salieron de la oficina, en el horario de la comida, para visitar el monumento restaurado, el cual fue inaugurado el 16 de septiembre de 1910 y sometido a restauraciones en 1958, 1986 y 2006; sin embargo, para José Miranda, residente de la colonia Morelos, “los trabajos están incompletos, no los hicieron bien” porque “algunas de las piedras y de los nombres de los héroes no se resanaron y hay suciedad”.
La tarde de ayer, mientras automovilistas grababan con sus celulares al rodear la glorieta, trabajadores de limpia también dijeron estar emocionados y preparaban las jardineras para plantar en los próximos días flores de cempasúchil.