Moscú. Salirse por la tangente parece ser la solución que encontró el Kremlin para no tener que confirmar ni desmentir ayer la implicación de figuras prominentes del entorno más próximo del presidente Vladímir Putin en los Papeles de Pandora, numerosos archivos filtrados que muestran, entre otros beneficios que da el anonimato hasta que deja de serlo, cómo pretenden ocultar su riqueza con operaciones poco honorables desde paraísos fiscales.
El vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, dijo a la prensa que “no hay razón para abrir ninguna investigación (sobre lo revelado)” porque “no hemos visto ninguna riqueza oculta en el entorno más cercano del presidente Putin” y agregó: “no sé si habrá más filtraciones, pero hasta ahora, sinceramente, no hemos visto nada que llame la atención, nada especial”.
Para Peskov, lo publicado son “un conjunto de afirmaciones gratuitas” y “no es claro qué tipo de información es y si procede de fuentes confiables, hay muchas preguntas (sin respuesta) y para que se investigue tiene que haber primero una publicación seria”.
El portavoz aprovechó la insistencia de los reporteros por saber qué opina el Kremlin de los rusos involucrados en el escándalo para responder lo que nadie le preguntó, aunque sea cierto: “quizás lo único que salta a la vista en todo esto es que, en efecto, el paraíso fiscal más grande del mundo se llama Estados Unidos, lo cual pone en entredicho las declaraciones de Washington acerca de su intención de acabar con la corrupción y la evasión fiscal”. Tajante, Peskov añadió: “esa es la verdad”.
En el mismo tenor se pronunció la vocera de la cancillería rusa, María Zajarova, quien, sin referirse para nada a los rusos exhibidos, celebró que el periódico británico The Guardian haya publicado que “Estados Unidos es el mayor refugio fiscal del mundo” y enfatizó: “según este periódico, se encontraron miles de millones de dólares en el estado de Dakota del Sur, que pertenecían a imputados en delitos financieros”.
Las revelaciones de Vashniye Istorii (Historias importantes), portal digital que participó en el proyecto de los Papeles de Pandora, casi no tuvieron eco en la televisión pública y la prensa local, que no reprodujeron la información más relevante sobre los principales personajes y se limitaron a dar a entender, en términos a propósito difusos, que algo se publicó pero, como siempre, “todo indica que se trata de filtraciones sin fundamento, típicas de los servicios secretos (de otros países) con el fin de dañar la imagen de Rusia”, concepto repetido –palabras más, palabras menos– por los conductores de varios noticiarios de tv convertidos en voceros oficiosos de las autoridades.
No comparten esa visión los medios que no se supeditan al Kremlin, que se dieron gusto citando y comentando lo publicado por sus colegas. El tema también circuló con profusión por el segmento ruso de las redes sociales hasta que, producto de una caída global, dejaron de funcionar.