En el pasado, las presiones inflacionarias tenían que ver directamente con la mala actuación del gobierno, al gastar más dinero del que recibía a través de impuestos y de la venta de bienes y servicios. Ahora, el principal problema en el aumento de precios en México proviene del exterior, por lo que la estrategia de aumentar las tasas de interés sirve para mantener el ahorro, pero no para controlar la inflación.
A lo largo de la pandemia se han presentado cuellos de botella en la producción de hidrocarburos, en el suministro de materias primas entre las que destacan los chips y en el sistema de distribución de mercancías a nivel internacional que no cuenta con la infraestructura suficiente.
Los principales centros portuarios del mundo como Shangái y Los Ángeles se encuentran en una crisis profunda. Miles de contenedores no se pueden mover, por la saturación de los puertos y de las navieras, por la falta de transportes para llevar los productos a su destino final, por el aumento de las ventas a través de Internet y por la mayor demanda de parte de empresas de paquetería.
Para que se tenga una idea de lo que esto significa en costos, las cotizaciones de los contenedores entre Asia y América se han incrementado 500 por ciento durante la pandemia, con un retraso sustancial en los tiempos de entrega y, lo peor de todo, es que no hay transportes suficientes para llevar todas las mercancías a su destino final.
Las cadenas de suministro para la producción de diversos bienes, tales como automóviles, computadoras, teléfonos celulares y aparatos electrónicos se encuentran en graves problemas. Incluso se han utilizado medios alternos más caros como aviones y helicópteros para transportar insumos, lo que presiona los precios de todo tipo de bienes y servicios.
Si a lo anterior le añadimos en el caso de México el bloqueo de carreteras y de ferrocarriles por parte de profesores, de campesinos, de obreros o de cualquier grupo que demanda la solución de sus problemas y la presencia de grupos delincuenciales organizados en las vías de comunicación, las mercancías se quedan varadas a medio camino.
Por esta crisis en las redes de suministro será difícil reducir la inflación a lo largo de los próximos meses, además de que se intensificará el desabasto de diversos productos. Poco puede hacer el Banco de México ante esta situación.
