Santiago. El turbio historial de conflictos de interés de Sebastián Piñera, incurriendo en una constante mezcla de negocios y política, volvió a quedar expuesto en las revelaciones de los Papeles de Pandora, donde el multimillonario presidente chileno y su familia figuran concretando la venta de una sociedad minera en el paraíso fiscal de Islas Vírgenes.
El gobernante, según la revista Forbes, tenía en abril de este año un patrimonio de 2 mil 900 millones de dólares, la cuarta mayor fortuna del país y que creció 300 millones durante la pandemia, básicamente construida sobre la especulación financiera y bursátil.
La pesquisa del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), dice que en 2010, cuando Piñera había asumido su primera presidencia, vendió sus acciones en el proyecto minero Dominga (600 kilómetros al norte de Santiago) a su amigo personal Carlos Alberto Délano, quien compró en 152 millones de dólares la totalidad de las acciones.
Parte de esa transacción, dicen las revelaciones, se efectuó en Islas Vírgenes, donde el contrato fijó un pago en tres cuotas, el último de los cuales condicionado a que cambios regulatorios no dificultaran el proyecto.
Es conocido en Chile que Piñera tomó decisiones que despejaron problemas a Dominga, pendiente de desarrollarse. En agosto de 2010 –cinco meses después de asumir–, él anunció la cancelación de la construcción de la termoeléctrica a carbón Barrancones, propiedad de inversores belgas, cercana a Dominga. Ésta enfrentaba el rechazo de vecinos y ambientalistas porque las aguas y ecosistema del Archipiélago Humboldt, santuario de ocho islas, serían afectados.
Cuando impidió Barrancones no se sabía que era accionista de Dominga. Cuando se hizo público, meses después, una investigación de la Cámara de Diputados concluyó que presumiblemente Piñera “buscó beneficiar” a Dominga al clausurarla “de manera arbitraria y saltándose la institucionalidad ambiental”.
Entonces, la sospecha que recae sobre el presidente es que su decisión unilateral de paralizar la termoeléctrica a carbón en diciembre de 2010, tenía que ver con el contrato que había firmado con su socio Délano.
Para mayor sospecha, recientemente, el 12 de agosto, la Comisión Ambiental de la Región de Coquimbo, donde se emplaza, le dio su aprobación, si bien hay recursos pendientes en la Corte Suprema.
Conocida la publicación los Papeles de Pandora, el gobierno emitió una declaración señalando que Piñera “nunca ha participado ni ha tenido información alguna respecto del proceso de venta de Minera Dominga, operación que se produjo en 2010, cuando el mandatario ya no tenía ninguna participación en la administración de esas empresas”, añadiendo que “se reitera que el Presidente de la República no participa en la administración de ninguna empresa desde hace más de 12 años, antes de asumir su primera presidencia. Ni el presidente Piñera ni su familia poseen sociedades de inversión constituidas en el exterior”.
Minera Dominga requiere invertir 2 mil 500 millones de dólares y está prevista a tajo abierto para extraer concentrados de hierro y cobre, incluye un puerto para exportar su producción y una planta desaladora de agua, detalla su propietaria Andes Iron.
Historial de reincidencias
No es la primera vez que el desprestigiado gobernante –figura con 16 por ciento de apoyo en los sondeos– navega por las aguas del conflicto de interés. De hecho, dos veces fue sancionado por uso de información privilegiada por la Superintendencia de Valores y Seguros, una en 1985 y otra en 2007, cuando compró acciones de la aerolínea Latam inmediatamente después de participar en una sesión de directorio, del cual era parte, donde se conocieron los estados financieros.
Hay múltiples evidencias de comportamientos amañados. Por ejemplo en 1982, cuando fue declarado reo y se ordenó su arresto por fraude contra el Banco de Talca, del cual era gerente, e infracciones a la Ley General de Bancos, ocasión en que se dio a la fuga por varias semanas. En 1997, cuando ya siendo senador y con ocasión de la venta a Endesa-España de la mayor empresa eléctrica del país, Piñera negoció directamente para obtener un precio preferencial por sus acciones. O en 2010, cuando incumplió su promesa de vender antes de asumir la presidencia su paquete accionario de 11.33 por ciento en Latam; o en 2010, cuando siendo presidente compró acciones de una pesquera peruana en pleno conflicto con el vecino país en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, operación que se hizo también en un paraíso tributario.
El periodista Carlos Tromben, autor de Crónica secreta de la economía chilena, describe al estilo de negocios de Piñera como “el arte de crecer con capital ajeno, fundar un patrimonio a partir de datos específicos para hacer negocios financieros, cortos y rápidos. Lo que se llama ‘apalancamiento’ en el mundo financiero, Piñera lo hizo un arte. Es una experticia, una astucia para mover dinero, ocultarlo, sacarlo, hacerlo surgir, invertirlo acá, liquidarlo, entrar y salir de distintas inversiones financieras e inmobiliarias”.