Por primera vez en casi 40 años el gobierno de la República propone modificar tres artículos constitucionales en beneficio de la nación y no de la élite empresarial, como descarada y permanentemente sucedió en el régimen neoliberal a lo largo del cual los bienes públicos, los sectores estratégicos y los recursos presupuestales se entregaron a intereses particulares en demérito de los mexicanos, del desarrollo del país y de la participación del Estado en la economía y en la toma de decisiones.
Se trata de los artículos 25, 27 y 28 constitucionales –fundamentales para la rectoría del Estado– los cuales, durante el neoliberalismo, se modificaron a fondo para entregar la riqueza nacional, los sectores estratégicos y la conducción de la política económica a grupos de poder (nacionales y foráneos) que el ahora Presidente de la República ha denominado minoría rapaz.
Por medio de esas “grandes transformaciones” los seis ex inquilinos de Los Pinos del régimen neoliberal entregaron todo y modificaron el entramado constitucional para beneficiar a un grupúsculo, al tiempo que armaron una inmensa telaraña de leyes secundarias, artículos transitorios, candados, decretos, concesiones y un sinfín de “arreglos” legaloides para garantizar que no se alteraran los “cambios” y permitieran, como sucedió, convertir a la República en el negocio particular de unos cuantos.
Por esa ruta la nación perdió de la A a la Z: desde la banca hasta el petróleo; de la siderurgia a la energía eléctrica; de los ferrocarriles a los satélites; de la riqueza mineral a los fertilizantes; de la petroquímica a los ingenios azucareros; de las aerolíneas (históricamente “rescatadas” por el Estado) a las telecomunicaciones –sin olvidar la exención y condonación fiscales– y lo mucho que se queda en el tintero (entre otros “salvamentos”, subsidios y conexos). Todo, desde luego, concentrado en unos cuantos grupos empresariales cuyos dueños amasaron fortunas de ensueño y alcanzaron un enorme poder político, mientras los mexicanos se hundían cada día más.
Días atrás el presidente López Obrador envió al Congreso una iniciativa de reforma a los artículos 25, 27 y 28 constitucionales, con el objetivo de retomar la rectoría del Estado en materia de seguridad energética (“debemos tener control de los precios de los energéticos para que no se afecte la economía popular”) y, paralelamente, garantizar que la explotación del litio en México “sólo podrá hacerla la nación; todo el mineral de litio es de la patria”.
A su vez, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, detalló que la citada iniciativa “contempla otorgar una nueva personalidad jurídica a la CFE, desaparecerá los contratos de autoabastecimiento y la comisiones Nacional de Hidrocarburos y la Reguladora de Energía, junto con el Centro Nacional de Control de Energía, pasarán a formar parte de la CFE; ésta tendrá el control de 54 por ciento de la producción y el despacho, mientras el sector privado operará 46 por ciento. Se trata de que haya electricidad para todos los mexicanos, que todos podamos tener acceso y a mejores precios”.
López Hernández subrayó que con las citadas modificaciones “ya no estaremos sujetos, como hasta hoy, a que los intereses privados sean los que fijen las tarifas, despachen la energía y utilicen sin ningún costo para ellos la red eléctrica nacional, construida por el Estado mexicano; la mal llamada reforma energética le quitó esa facultad a la CFE, que a partir de ahora la recupera y será nuevamente la encargada de administrar la red de transmisión eléctrica”.
En el régimen neoliberal los artículos 25, 27 y 28 constitucionales fueron “reformados” en 25 ocasiones, siempre en menoscabo de la nación y de la rectoría del Estado, para abrir las puertas de par en par al gran capital, nacional y foráneo. Para no ir más lejos, ahí está el caso de la trasnacional Iberdrola que de México ha hecho su paraíso, subsidios públicos incluidos (“con el neoliberalismo se inició una política de pillaje y venían los extranjeros y pensaban que México era tierra de conquista y nos saqueaban como en la época colonial. Ya se terminó; estamos procurando resarcir el daño que ocasionó la llamada reforma energética”, dijo AMLO).
Las rebanadas del pastel
Sigue la carrera de tortugas: Emilio Lozoya hace como que denuncia a los “peces gordos” y Alejandro Gertz Manero como que los investiga, pero lo cierto es que esto no avanza.