En términos operativos y por norma los sistemas teleféricos o de cablebús están obligados a tener un mantenimiento anual, para lo cual se hace necesario programar un paro de operación para una inspección general, así lo dio a conocer Josué Uribe, director de la línea 2 del Cablebús.
“La normativa europea 1709 de segurida para la operación de teleféricos solicita este tipo de revisiones”, indicó.
Por ello, “aparte de las inspecciones que se realizan día a día, tenemos que programar anualmente un paro para una gran inspección y los días que dure se tienen que definir sobre un programa”, apuntó.
El mantenimiento general considera “la revisión de la seguridad de la línea, inspección de cable, incluso la estructura de estaciones y postes, a grandes rasgos de todos los componentes”.
A diferencia de los transportes convencionales vía terrestre, donde si se descompone un autobús viene otro a sustituirlo para continuar con el servicio, “el Cablebús es un transporte aéreo que se tiene que inspeccionar muy a detalle; los mantenimientos deben ser constantes, pero son revisiones de índole preventivas”.
En los primeros 50 días de funcionamiento de la línea del Cablebús de Iztapalapa, alcanzó los 2 millones y medio de pasajeros, con un promedio de 50 mil usuarios por día, en las 308 cabinas con que cuenta este medio de transporte, con capacidad para transportar hasta 3 mil usuarios por hora, agregó Uribe.
“Y es que aparte de la tecnología, que es muy innovadora, hemos logrado reducir el tiempo de traslado en horas pico hasta en una hora”, detalló.
La línea, construida y operada por el consorcio Leitner Alfa, recorre una distancia de 10.55 kilómetros de Santa Martha Acatitla a la estación Constitución de 1917 de la línea 8 del Metro, en el oriente de la Ciudad de México, e inició operaciones el 8 de agosto.
Recién obtuvo “el récord Guinness como el teleférico urbano más largo del mundo para uso de transporte de pasajeros, colocando a este medio como ejemplo a nivel mundial de transporte”, dijo el entrevistado.