Manny Pacquiao era un desconocido en 2003 cuando enfrentó al mexicano Marco Antonio Barrera. El filipino era un boxeador casi anónimo que escalaba desde las divisiones más pequeñas (mosca) para enfrentar a un peleador que en ese entonces era la sensación en la división pluma.
La estrella era Barrera –ya había enfrentado dos combates de su legendaria trilogía ante su paisano Erik Morales–; la expectativa razona-ble era que ganara el mexicano. Pero esa noche saltó a la fama el pequeño guerrero filipino, hábil con los pies, veloz con los puños, un boxeador espectacular que nació a los ojos del mundo al dar la sorpresa en esa velada en el Alamodome de San Antonio.
“Yo fui su escalón”, admite Barrera; “después de vencerme la carrera de Pacquiao se fue en ascenso. La verdad es que yo ni lo conocía; él desde luego que sabía quién era yo. Y esa noche me sorprendió no sólo a mí, sino al mundo e incluso a él mismo, porque se dio cuenta que estaba para pelear en la élite”.
En aquel entonces, Barrera, acostumbrado al éxito en el cuadrilátero, sufrió la derrota en lo más profundo. Tardó en asimilar que ese desconocido lo había vencido. Hoy cuando mira en perspectiva, considera que fue afortunado en coincidir con un atleta de esos que dejan marca en la historia.
“La verdad es que no me preparé como exigía ese combate”, recuerda Barrera; “no por falta de responsabilidad, sino porque atravesé un momento delicado de salud (por un mal congénito en la cabeza y por el cual fue operado), pero no es excusa. Perdí y fue ante un grande; hoy puedo decir que fue un privilegio pelear con una leyenda”.
Después de aquel combate llegaron las contiendas épicas de Pacquiao. Enfrentó a los mexicanos Juan Manuel Márquez, Erik Morales, Óscar Larios, Jorge Solís y Antonio Margarito. También a los célebres Óscar de la Hoya, Miguel Cotto, Shane Mosley, Timothy Bradley y Floyd Mayweather, entre tantos.
“Nadie ha conquistado ocho divisiones como hizo Pacquiao”, destaca Barrera; “además, si se revi-sa el récord, se puede comprobar que enfrentó a los mejores, pocos pueden presumir eso”.
Hace unos días Pacman anunció su retiro del boxeo. Una despedida previsible ante las ambiciones políticas del filipino, pero en el boxeo muchos coinciden que pronto será asimilado en su real magnitud.
“Antes, yo decía que Pacquiao estaba al nivel histórico de Ali. Hoy, viendo en perspectiva, creo que no me equivoqué, su nombre estará junto a las leyendas del boxeo y yo fui parte de esa historia”, concluye Barrera.