Jojutla, Mor., Los postulados de los Sentimientos de la Nación –redactados por José María Morelos y Pavón– son vigentes y su aplicación ha contribuido a enfrentar la pobreza y el inequitativo reparto de la riqueza promovido por el sistema neoliberal, señaló el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En la conmemoración del 256aniversario del natalicio del Siervo de la Nación, en Valladolid, Morelia, el mandataio dio por terminado ese modelo económico: “ha concluido en nuestro país, ya se acabó con esa pesadilla”, celebró.
Al mediodía de ayer, en un área con vista de privilegio en el lago de Tequesquitengo, López Obrador celebró el natalicio del prócer acompañado por el primer ministro de Belice, Johnny Briceño, y sus respectivas esposas, Beatriz Gutiérrez y Rossana Briceño. Tras las salvas de honor y una tanda de cañonazos se rememoró la causa popular del líder independentista, manifiesta en su obra señera: Los Sentimientos de la Nación, que vieron la luz no muy lejos de Jojutla, en el Congreso de Anáhuac, en 1813.
Conocedor de la historia de México, el Presidente expuso su interpretación de la relevancia de Morelos para la integración del ser nacional: “es uno de esos acontecimientos históricos irrepetibles”, expuso, y añadió la descripción que de éste escribió el poeta Carlos Pellicer.
“Imaginad una espada en medio de un jardín, eso es Morelos. Imaginad una pedrada sobre la alfombra de una triste fiesta, eso es Morelos. Imaginad una llamarada en almacén logrado por avaricia y robo, eso es Morelos.”
“Lo que más admiro de este auténtico Siervo de la Nación, dijo, es el profundo amor que profesaba al pueblo y la forma en que buscaba reivindicarlo.” Así, repasó la página de la memoria de los Sentimientos de la Nación, cuyos 23 postulados son de gran relevancia en el terreno de la democracia y la legalidad, pero entre ellos, algunos de excepcional trascendencia histórica y humana.
En uno de ellos, abundó, el que establece moderar la indigencia y la opulencia, “no encuentro una fórmula más clara para tratar el añejo problema de la desigualdad económica y social en nuestros países. Recordemos que el barón Alejandro von Humboldt, apenas nueve años antes de este postulado sostuvo que México era ‘el país de la desigualdad y que acaso en ninguna parte la hay más espantosa en la distribución de fortunas, civilización, cultivo de la tierra y población’”.
López Obrador emitió así su posición entorno a la realidad nacional encontrada por él: “aunque parezca increíble, nos sorprenda, en los tiempos del neoliberalismo, hasta hace poco, la desigualdad se volvió aún más extrema y ofensiva. Por eso, el combatirla con una mejor distribución de la riqueza, del ingreso y del presupuesto es hoy una de nuestras mayores y más importantes tareas.
“Partamos de la base de que durante el periodo neoliberal, al que hice referencia y que afortunadamente ha concluido en nuestro país, porque ya se acabó con esa pesadilla, el empobrecimiento del pueblo se acompañó con una pérdida sistemática y permanente de poder adquisitivo del salario. En uno de sus últimos reportes, el Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM señala que en 1988 un salario mínimo alcanzaba para comprar 51 kilos de tortilla, pero 30 años después, cuando nosotros llegamos al gobierno, sólo alcanzaba para 5.8.
“Ahora, pese a la inflación, permite adquirir 7.7 kilos, es decir, casi dos más, aun cuando el salario mínimo ha aumentado 47 por ciento en términos reales durante nuestro gobierno, como no sucedía en 30 años. Sin embargo, todavía está vigente el postulado de Morelos de aumentar el sueldo de los trabajadores.”
Así, López Obrador recordó otras premisas, como la urgente educación universal, crear un sistema judicial garantista para todos, que la soberanía dimane del pueblo, la división de poderes, el estado laico, la prescripción de la esclavitud.
Al concluir su discurso, agradeció al primer ministro Briceño, “en mi carácter de representante del gobierno de México, y parafraseando a Morelos, les expreso que deseo unirme a ellos como todos los mexicanos deseamos estar unidos con el pueblo de Belice, y unirnos en la declaración de que no hay otra nobleza que la de la virtud, el saber, el patriotismo y la caridad, que todos somos iguales, pues del mismo origen procedemos; que no haya privilegios ni abolengos”.