Luego de la perdurable huella negativa dejada en la derecha mexicana por la ultraderecha española a raíz de la visita de Santiago Abascal, máximo líder del partido Vox, ayer se produjeron dos declaraciones en Sevilla que descarapelan más a los socios de la “Iberósfera”, en particular al destanteado conservadurismo del Partido Acción Nacional.
Osado al aventurarse en juegos de interpretación, pues su apellido podría caer en la fácil comparación acémila o en indagaciones heráldicas igualmente relacionadas con lo equino, José María Aznar se burló de las exigencias del presidente Andrés Manuel López Obrador de que España pida perdón por las atrocidades cometidas en el pasado en lo que ahora es México.
Aznar se portó altivo en cuanto al pasado imperial español, creyó ingenioso atribuir obligaciones de hispanidad a los portadores de los apellidos generalizados en México, hizo votos de religiosidad como si esta fuera socialmente obligatoria o históricamente impoluta y desembarcó su recua de intelectualidad en la más reciente formulación falaz y discriminatoria de esa derecha descarada: el indigenismo es el nuevo comunismo, dijo el citado Aznar, como antes lo había proclamado desde el pasado 27, desde Washington, su correligionaria que preside la comunidad de Madrid, Isabel Natividad Díaz Ayuso.
Aznar arremetió lo mismo contra las postulaciones del papa Francisco, quien reiteró la petición de perdón de la Iglesia católica a México, que contra el presidente López Obrador, cuyos nombres y apellidos consideró burlonamente que podrían provenir de raíces indígenas, entre risas de su auditorio: “Andrés por la parte azteca, Manuel por la maya, López por la inca... Si no hubiesen pasado algunas cosas, usted no estaría ahí, ni podría haber sido bautizado, ni podría haberse producido la evangelización”, dijo la voz aznar, según Europa Press (https://bit.ly/3ijd6qX).
Las posturas de Aznar y Díaz Ayuso tratan de apuntalar la versión imperial hispana y advertir que el indigenismo-comunismo amenaza no a Estados Unidos sino a España. De nuevo, estos encomenderos rezagados ven a los indios como masa enajenada, manipulable, incapaz de pensar y diseñar su propio futuro.
El ex presidente Aznar enfatizó: “La hispanidad nos tiene que enorgullecer a pesar de esa leyenda negra de la cultura de la cancelación, de esa estupidez actual con el revisionismo histórico”. La presidenta comunitaria Díaz Ayuso planteó: “Es una nueva leyenda negra la que se está transmitiendo”, y López Obrador se propone “deshacer el legado de España y promover ese indigenismo por el que pretende que los ciudadanos, a través de las revoluciones y la desinformación, se unan a un proyecto que sólo trae más miseria y pobreza” (https://bit.ly/2Y87s3G).
También presente en la convención nacional del Partido Popular, el escritor Mario Vargas Llosa reivindicó a las élites como portadoras de un conocimiento tal que constituiría la mejor vía para emitir votos de calidad y no deformar a las naciones con decisiones de baja ralea.
“Los latinoamericanos saldrán de la crisis cuando descubran que han votado mal. Lo importante de unas elecciones no es que haya libertad en esas elecciones, sino votar bien. Los países que votan mal lo pagan caro”, dijo el derechista nacido en Perú y naturalizado español.
Aún no lo plantea así, pero el literato de altos vuelos podría proponer más adelante el establecimiento de un Vargasllosómetro para uso exclusivo de la atrasada Latinoamérica: esa medición permitiría saber si se votó bien y se es por tanto un individuo de bien. Votar en libertad no es lo importante (guiño a lo dictatorial), pues sólo es masivo, en esa vulgaridad llamada democracia; votar bien sería el privilegio de los bien informados, los descubridores de los nuevos continentes intelectuales del derechismo.
A ver si sus congéneres en México, el Partido Acción Nacional y similares, se deslindan de estas nuevas producciones llegadas de España. ¡Hasta el próximo lunes!
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