Guayaquil. La Policía de Ecuador asumió el control de una cárcel de Guayaquil tras un motín desatado el martes que dejó al menos 118 presos muertos, seis de ellos decapitados, y 86 heridos, informaron ayer las autoridades.
“Todo está tranquilo, los reclusos están en las celdas. Los pabellones no están tomados por ellos”, comentó la comandante de policía Tannya Varela, en declaraciones a la prensa en la penitenciaría luego de un operativo con la intervención de 900 agentes.
El motín comenzó cuando reclusos de bandas rivales con nexos con los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación se enfrentaron con armas de fuego.
“Fallecieron 118 personas, hay 86 heridos, de ellos seis de gravedad”, tuiteó la Defensoría del Pueblo.
El presidente Guillermo Lasso declaró antier el estado de excepción en el sistema penitenciario nacional, con lo que suspendió derechos a los presos.
Según el portal Primicias, el motín comenzó cuando reos de una banda celebraron el cumpleaños de uno de sus líderes detenidos, e hicieron alarde de tener el poder en la prisión. Eso molestó a otras organizaciones rivales ubicadas en otros pabellones y desató los enfrentamientos.
La policía indicó que durante el operativo fueron decomisadas tres pistolas, 435 municiones, 25 armas blancas y tres artefactos explosivos.
Dos policías resultaron heridos en el amotinamiento.
Tanquetas y decenas de militares se apostaron en los alrededores de la cárcel, donde centenares de familiares buscaban información sobre sus parientes.
Seis presos fueron decapitados, informó la fiscalía.
Varios cientos de personas se situaron frente a la morgue. “A mi hijo sólo le faltaban 15 días para salir libre. Vine porque vi un video que me enviaron por celular, donde reconocí su cabeza”, dijo Ermes Duarte, de 71 años.
Con una sobrepoblación de 30 por ciento, falta de guardias, corrupción y violencia, Ecuador sufre una crisis penitenciaria desde hace varios años.