Oaxaca, Oax., El Centro de Artes Literarias perteneciente a la Fundación Borchard de Estados Unidos otorgó este año un reconocimiento a la poeta zapoteca Natalia Toledo, originaria de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, por su trayectoria de 35 años en los que ha trabajado en la promoción de su cultura mediante su lengua originaria el diidxazá (zapoteco).
Se trata de una labor en la que inició desde pequeña, confiesa, siempre arropada por sus padres, los artistas Francisco Toledo y Olga de Paz.
“Cuando volteo a ver la espalda del tiempo, me doy cuenta que empecé muy joven, me identifiqué desde niña con las palabras, con ese arte de hablar, de escribir de buscar significados”, señaló la poeta en entrevista con La Jornada y agregó que se enorgullece de formar parte de la cultura zapoteca a la que lleva a todos los sitios que visita.
“Mi cultura sobrevive gracias a esta apertura, a que hemos ido reinventándonos en el camino para resistir todos estos siglos y, hoy en día, poder sentarme a hablar mi idioma”, el cual es la primera lengua que escuché.
Natalia explicó que “el zapoteco es muy metafórico por sí mismo, no es difícil ser artista cuando eres un hablante de zapoteco, por que cuando lo hablas estás dibujando todo el tiempo, esto deriva en que el Istmo de Tehuantepec sea un semillero de artistas, plásticos, textiles y escritores. En la lengua está todo lo que contiene la cultura zapoteca y la memoria, ahí está el pensamiento de nosotros, la filosofía, el arte, está en el habla”.
Asimismo, refirió que su desarrollo y crecimiento se debe en gran parte al acompañamiento y apoyo de sus padres, Olga y Francisco, grandes artistas –la primera en creación textil y el segundo, pintor–, “es muy bonito decir que a mis padres les daba mucho gusto tener una hija poeta, cuando muchas veces ser poeta es considerado como ‘gente loca’”.
Este valor y respeto hacia los poetas y escritores, dijo, son tradiciones que se infunden en la vida zapoteca, “ser un creador, un artista, representar y presentar el mundo de otra forma también tiene su chiste y su arte, su don, su lenguaje, es lo que nos hace humanos: la poesía, el hablar”, y es que, puntualizó, para los zapotecas la poesía es sagrada y la palabra tiene el poder de curar.
La preservación de las lenguas originarias, agregó Natalia Toledo, es una lucha importante que se está dando desde diversas trincheras, y el premio otorgado por la Fundación Borchard es un empujón internacional a esta lucha; no obstante, también hay impulsos que se dan desde Oaxaca y México, tal es elcaso de los premios que otorga el Centro de las Artes San Agustín, el cual fue creado por su padre Francisco Toledo, en el que se promueve la creación literaria en distintas lenguas.
Para Natalia Toledo sigue el trabajo, aseguró, pues tiene diversos proyectos, como un cuento infantil, el cual dijo trata de su natal Juchitán de Zaragoza y las carencias de los niños que no contaban con un baño; además, está en puerta un libro sobre la muerte, visto desde la cultura zapoteca, cuya inspiración se dio ante el fallecimiento de sus padres y su amiga, la poeta Rocío González.