En otra proeza conmovedora, Cuba anunció el martes 28 que más de 80 por ciento de sus habitantes ha recibido ya al menos una dosis de las tres que forman parte de su esquema de inmunización con vacunas propias (https://bit.ly/3F2v7DO). Esto la coloca a la cabeza de América Latina y el Caribe en ese indicador y entre los primeros lugares del mundo. Según datos del 26 de septiembre de Our World in Data, la isla sólo era superada, en cuanto a por ciento de total o parcialmente vacunados, por Emiratos Árabes Unidos, España y Portugal, entre una lista que incluye a Estados Unidos, Reino Unido y Canadá.
Cuba tiene más de 9 millones de vacunados con al menos una dosis, 6.2 millones con segunda, 4.95 millones con tercera y 5 millones con esquema completo; totaliza ya más de 20 millones de dosis aplicadas. Las autoridades sanitarias lo habían anunciado: septiembre sería un mes decisivo; y en efecto, así lo corrobora la doctora Ileana Morales, directora de Ciencia e Innovación del Ministerio de Salud Pública. En este mes se han estado aplicando un promedio de 200 mil o más dosis diarias, pero en algunas jornadas se sobrepasaron 350 mil. De Morales y otros científicos cubanos tomo muchos datos y argumentos aparecidos en este y otros artículos. La política de La Habana ha sido muy transparente en el manejo de la pandemia y en virtud de ello los directivos y los científicos concurren con frecuencia a los medios de la isla para rendir cuentas de la marcha de la inmunización. Es obvio que a un ritmo diario de pinchazos como el citado, hoy puede haberse sumado cerca de otro millón a las dosis aplicadas y eventualmente, el país podría estarse acercando mucho a concluir con la aplicación universal de la primera dosis, incluyendo todos los niños a partir de dos años. Por lo pronto, La Habana está a punto de finalizar la vacunación con esquema completo. Otro notición: la isla ha logrado un acontecimiento único en el mundo al tener 900 mil niños entre dos y 11 años inoculados con primera dosis. A ellos deben añadirse 642 mil adolescentes. De modo que pronto se convertirá en el primer país del planeta en comenzar el curso escolar de manera presencial con la gran mayoría de los niños y niñas vacunados con esquema completo. Algo extraordinario, pues justo por estos días los laboratorios líderes en el mundo están concluyendo los ensayos clínicos para edades tan tempranas. A ello debe agregarse que la conocida efectividad de las vacunas cubanas aumenta en los niños y que en su inmunización no se han registrado reacciones adversas. Todo ello redundará en que la isla logre un grado muy alto de inmunidad cuando antes de terminar el año haya vacunado a la casi totalidad de sus habitantes, exceptuando a los niños menores de dos años y algunas pocas personas que no hayan querido inmunizarse, o no lo hayan hecho por razones de salud.
Pero cuando uno oye decir al doctor Eulogio Pimentel, vicedirector de Biocubafarma, que para producir una vacuna se requieren 10 mil surtidos diferentes entre materia prima, reactivos y material de envase provenientes de unos 300 fabricantes localizados en treinta países diferentes, es cuando se evidencia rotundamente por qué no es exagerado calificar de proeza, con P mayúscula, el logro por Cuba de sus propias vacunas. Mucho más, acosada, como está, por la asfixiante guerra económica de Estados Unidos. Y no son sólo las vacunas, pues la ciencia cubana ha generado y producido en sus plantas buena parte de los fármacos aplicados a los pacientes de Covid en la isla, que exhibe una de las tasas de letalidad más bajas del mundo. Cuba ya ha enviado alrededor de un millón de dosis de su vacuna Abdala a Vietnam, de ellas 150 mil como donación. Existe un acuerdo para continuar entregando biológicos al hermano país y luego, mediante transferencia de tecnología, iniciar ahí su producción.
Conviene subrayar que la isla es también el único país que dispone de una vacuna, la Soberana Plus, concebida como refuerzo, que se ha aplicado como tercera dosis a todos los que recibieron las dos de Soberana 02 –el otro compuesto que se ha estado aplicando–, cuya administración ha sido autorizada también por la agencia reguladora con una sola dosis a los convalecientes de Covid, pues aumenta mucho su nivel de anticuerpos. Otro refuerzo, Soberana 01, está en estudio clínico.
Cuba muestra estas extraordinarias realizaciones gracias a su sistema social con propiedad estatal de los centros científicos, que cooperan en lugar de competir entre sí, surgidos gracias a la previsión de Fidel Castro. Además, apoyada en un robusto sistema de salud pública con respaldo de las organizaciones sociales y políticas de la revolución, estrechamente articulado con los mencionados centros. Duele mucho que mientras se tiran millones de vacunas vencidas en los países ricos, hay naciones que no han aplicado ni una.
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