América Latina (AL) es la región más peligrosa del mundo para el desempeño de los defensores de derechos humanos, pues de los 6 mil ataques reportados en 2020, la mitad de ellos ocurrieron en el subcontinente, se informó en el seminario Criminalización de los Defensores de Derechos Humanos. El relator en esta materia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Joel Hernández, reconoció la preocupación creciente sobre las condiciones en que ejercen estos defensores y la necesidad de que los estados garanticen sus labores.
Durante el seminario, se alertó sobre las presiones que ejercen las empresas extractivas y energéticas contra comunidades indígenas y defensores de derechos humanos y el medio ambiente en diversos países. Sofía Jarrin, de Amazon Watch, con sede en Ecuador, criticó el contubernio entre dichas empresas y los gobiernos locales para estigmatizar y criminalizar a quienes defienden sus tierras, favoreciendo la impunidad en el desplazamiento de las comunidades
La relatora de Naciones Unidas Mary Law sostuvo que en la región los defensores de derechos humanos han visto cómo las leyes se endurecen en su contra para inhibir la lucha por reivindicar sus territorios. Reconoció que esta resistencia suele ser peligrosa para los pueblos, hay mucha impunidad cuando hay agresiones, denuncias de ataques y crecimiento de denuncias que superan la capacidad de respuesta.
Uno de los casos de mayor preocupación es el de Pablo López, en prisión desde hace 10 años por su lucha en Oaxaca, dijo Law, como ejemplo de los casos extremos de criminalización de los defensores de derechos humanos.
A su vez, Carlos Carvajal, de la Comisión Mexicana de Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, sostuvo que el contexto actual para los defensores en la región es muy adverso y peligroso. Detalló que en el caso mexicano la militarización de las acciones de seguridad pública con la introducción de la Guardia Nacional torna más compleja esta situación por el papel del Ejército.