Cuernavaca, Mor. Los estallidos de dinamita que la empresa Triturados no Metálicos de Xiutepec realiza para explotar cal y arena en el cerro de las Piedras Preciosas provocaron un desgajamiento en esa elevación, que sepultó unas 20 viviendas y lotes de la colonia Vista Hermosa, municipio de Jiutepec, tal como pobladores advirtieron a La Jornada el pasado 22 de septiembre. Otras 40 casas tuvieron que ser evacuadas porque enfrentan el mismo riesgo.
Los damnificados responsabilizaron de lo anterior al empresario Javier Barbará Salazar, accionista mayoritario de la compañía concesionaria del yacimiento, una de las más grandes e importantes del estado de Morelos, y lamentaron que la alcaldía de Jiutepec, que preside Rafael Reyes, y el gobierno estatal a cargo de Cuauhtémoc Blanco Bravo, ambos surgidos de una alianza encabezada por Morena, no pararon las detonaciones y trabajos de esta mina cuando ellos lo solicitaron, tanto que ésta continuaba labores hasta este martes.
Trabajadores del ayuntamiento informaron que los permisos para explotar esta mina los otorga la Secretaría de Desarrollo Sustentable del estado y que el banco de cal y arena funciona desde hace al menos 40 años.
Ahora, las 20 familias exigieron a ambos gobiernos su reubicación, porque argumentaron que cuentan con documentos que comprueban que ellos compraron los terrenos en esta área comunal y construyeron sus casas, algunos desde hace 50 años, sin que les advirtieran que fuera una zona peligrosa. Además, tenían servicios de agua, drenaje y energía eléctrica, lo que demuestra que era una colonia regular.
El día que La Jornada visitó la zona, los vecinos dijeron que las torrenciales lluvias y los temblores de septiembre habían puesto al descubierto tres enormes grietas en el cerro, provocadas principalmente, según los denunciantes, por los trabajos y detonaciones de dinamita. Juntas, dijeron, medían más de 2.5 metros de ancho.
Isamar Villalobos López, quien vive en la parte más alta del cerro, hasta donde sólo han llegado las grietas, contó que desde las tres de la madrugada de ayer escucharon estruendos provenientes del subsuelo y sintieron pequeños temblores; exactamente a las 4 horas percibieron cómo la tierra se desplazaba junto con las casas de la zona. “Desde esa hora todos nos salimos” hacia un lugar seguro.
Las familias dejaron los inmuebles hace 7 días
Más abajo, en cambio, el derrumbe acabó casi con la calle Prolongación Diamante. No hubo víctimas porque las familias llevaban una semana durmiendo en la ayudantía municipal, otros con parientes o en cuartos rentados. Ellos se enteraron porque sus vecinos de la parte alta les avisaron.
“Un vecino me dijo que mi perra no paraba de ladrar y queríamos rescatar lámina, mínimo; teníamos tinacos, grava, todo se fue, todo se perdió”, dijo Cecilia García.
Ella, además de Rosa María Salgado y Estefany Martínez calcularon que en la calle Diamante el desgaje se tragó 12 viviendas, algunas en obra negra, además de ocho lotes que habían comprado en esa área comunal. Las 20 familias, incluidas ellas, perdieron todo su patrimonio (casas y enseres).
–¿Cómo se derrumbó? –preguntó La Jornada.
–Escuche como se sigue derruyendo –respondió mientras se oían los tronidos y el piso se hundía junto con otras casas que quedaron al borde de la parte deslavada.
Mientras, otras 40 familias de la calle Piedras Preciosas, en la parte más alta del cerro, sacaban de sus viviendas muebles y electrodomésticos y los trasladaban a otras partes seguras luego de que Protección Civil estatal y municipal les notificara que también existía el riesgo de que el cerro se trague todas estas casas, en esta parte alta hasta donde las grietas ya llegaron.
Además de personal de Protección Civil estatal y municipal, por la mañana, en la zona de desastre había elementos de la Guardia Nacional, apoyando a las familias que sacaban lo que podían de sus casas, antes de que estas se las trague también el cerro.