Washington. Pese al llamado al Congreso de la secretaria del Tesoro, Yanet Yellen, y del presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell este martes para levantar el límite de la deuda federal e impedir que la mayor economía del mundo caiga en incumplimiento de pago, los republicanos del Senado bloquearon un intento de los legisladores demócratas de evitarlo.
Estados Unidos habrá agotado el 18 de octubre los recursos para financiarse, a menos que el Congreso aumente el límite máximo de emisión de deuda, explicó Yellen. “Es imperativo que el Congreso solucione rápidamente (la cuestión de) el tope de endeudamiento. De lo contrario, Estados Unidos entrará en default por primera vez en su historia”, advirtió ante la comisión bancaria del Senado.
No levantar el límite de la deuda sería un evento “desastroso” que desencadenaría una “crisis financiera y una calamidad”, advirtió Yellen a legisladores durante la audiencia, donde compareció junto con el presidente de la Fed para revisar las acciones tomadas por los dos organismos para proteger a la economía de la pandemia de coronavirus.
Asimismo, en una carta al Congreso, sostuvo que a partir del 18 de octubre “el Tesoro quedaría con recursos muy limitados que se agotarían rápidamente”.
Asimismo, en una carta al Congreso, sostuvo que a partir del 18 de octubre “el Tesoro quedaría con recursos muy limitados que se agotarían rápidamente”. “Es incierto si podremos seguir cumpliendo los compromisos de la nación luego de esa fecha”, añadió.
Ante los senadores, advirtió de las consecuencias “desastrosas” para la economía estadunidense de una moratoria.
El gobierno no podría tomar crédito, pagar sus cuentas ni los salarios de sus funcionarios. Eso “erosionaría la confianza en el dólar como moneda de reserva”, enfatizó Yellen.
Powell también instó al Congreso elevar a tiempo el techo de la deuda para evitar un incumplimiento de pagos. Sin embargo, el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, bloqueó una votación que habría suspendido el límite de deuda del país, de 28.4 billones de dólares.
El lunes los republicanos bloquearon un intento de los demócratas de aprobar una suspensión de este tope de endeudamiento por 14 meses hasta 2022.
Los legisladores tienen sólo tres días para evitar un posible cierre del gobierno antes de la medianoche del jueves, el final del actual año fiscal. Si no lo consiguen podría dar lugar a la suspensión del trabajo de cientos de miles de trabajadores federales en medio de una crisis de salud pública.
Yellen insistió en que la aprobación es crucial: “Esperar hasta el último minuto podría causar serios daños a las empresas y a la confianza de los consumidores, elevaría el costo de los préstamos para los contribuyentes e impactaría negativamente en la calificación del crédito de Estados Unidos en los próximos años”.
Durante el gobierno de Barack Obama, la parálisis política en el Congreso por este asunto llevó a la agencia calificadora Standard and Poor's a retirar la nota máxima “AAA” a la deuda estadunidense, lo cual sacudió los mercados.
“Si no se actúa rápidamente podrían haber disrupciones sustanciales en los mercados financieros y la elevada incertidumbre podría exacerbar la volatilidad y erosionar la confianza de los inversores”, puntualizó Yellen.
La advertencia de Yellen fue seguida por una liquidación de algunos papeles del Tesoro que vencen dentro del próximo mes, con el rendimiento de la letra a un mes subiendo al nivel más alto en varios meses. Es decir, el costo de la deuda de Estados Unidos puede encarecer, por la incertidumbre sobre su capacidad de cumplir con sus compromisos financieros.
Los demócratas asociaron la idea de suspender el límite de endeudamiento a la aprobación de un nuevo presupuesto para el gobierno federal. El Congreso tiene hasta el jueves a medianoche para aprobar este presupuesto si quiere evitar un repentino corte de fondos públicos.
A pesar de haber presionado y apoyado este tipo de medidas cuando gobernaba Donald Trump, los republicanos se oponen ahora a aumentar o eliminar el límite de emisión de deuda, porque entienden que sería darle carta blanca al presidente Joe Biden para sus planes “irresponsables” de inversión en infraestructura y gastos sociales que totalizan billones de dólares.