México controla el precio del gas pero a un costo cada vez mayor. La razón es que importamos alrededor de 70 por ciento del gas natural y del licuado de petróleo (LP) que consumimos y este hidrocarburo cada vez es más caro.
El costo del gas natural prácticamente se ha duplicado en un año, al pasar de 1.81 dólares a 3.25 dólares por millón de BTUs (medida convencional) y debido a los bajos inventarios a nivel internacional el precio ha superado los cinco dólares varias veces a lo largo de semanas recientes. Algo semejante ocurre con el gas LP.
Para la producción de bienes y servicios y, en especial, para la generación eléctrica nuestro país depende de la compra de gas en el extranjero y, hasta el momento, la Comisión Federal de Electricidad ha mantenido el precio sin grandes cambios, para tratar de no afectar a los consumidores.
Sin embargo, esta política se traduce en costos cada vez más altos en la generación de electricidad frente a ingresos fijos, lo que significa que hay pérdidas y un subsidio creciente a los consumidores. A su vez, el subsidio al gas limita los recursos que el gobierno destina a la población más necesitada. Tan sólo durante el primer semestre de 2021 se gastaron 6 mil 403 millones de dólares en la importación de gas natural.
Esta política de mantener precios bajos a los consumidores frente a costos mayores a quien más beneficia no es a la población pobre, sino a los más ricos. La razón es que quienes consumen más energéticos (gas, gasolina y electricidad) son las empresas y las familias más ricas. Estas últimas, por ejemplo, tienen más baños, usan sistemas de calefacción y cuentan con más automóviles, mientras que los de menores recursos apenas tienen dinero para sus necesidades básicas.
El país tiene la posibilidad de aumentar la producción de gas natural y LP; sin embargo, no hay inversiones programadas en este nicho por parte de Pemex. Por ahora, parte de la extracción de gas se desperdicia al quemarlo y al liberarlo a la atmósfera sin utilizarlo productivamente.
Si el objetivo es apoyar a los que menos tienen, la manera de hacerlo en el sector energético es a través de la creación de infraestructura para aprovechar el gas que ahora se desperdicia.