Ciudad de México. "Debido al ambiente en que fuimos formados y educados en la escuela, el náhuatl tuvo que refugiarse en el corazón y la mente de nuestros padres y abuelos. Sin embargo, un nuevo sol empieza a alumbrar nuestro horizonte: el camino del renacimiento y florecimiento de nuestras lenguas en un futuro inmediato”, expresó el poeta, académico y promotor cultural Natalio Hernández en la presentación de Cinco lienzos para mi maestro Miguel León-Portilla (Editorial Trajín Literario), en la Feria Virtual del Libro y Cultura del Instituto Politécnico Nacional.
En los capítulos, o lienzos, del libro, Hernández deja constancia de su relación con su maestro, amigo y colega, Miguel León Portilla, desde un primer encuentro con el libro 13 poetas del mundo azteca –conocido después como 15 poetas del mundo náhuatl-- que lo influyó porque lo hizo recordar sus raíces.
Presente en el acto estuvo el historiador Francisco Morales quien, junto con Hernández, fue “testigo del esfuerzo y el trabajo que nuestro maestro aportó para que las lenguas de México no murieran”. Para el autor el legado de León-Portilla “nos ayuda y anima para imaginar un nuevo futuro para las lenguas de nuestra nación”.
Hernández recordó que las lenguas originarias nacieron aquí alrededor de 3 mil años, mientras que el español es mucho más joven; apenas llegó hace cinco siglos. De allí que, México tiene una gran riqueza lingüística y cultural que debe fortalecer y enriquecer el proyecto de nación multicultural, plurilingüe e incluyente del siglo XXI”.
Se contó también con la participación de Eréndira Vázquez Mota, activista de Milpa Alta, quien forma parte del proyecto de crear la Universidad de las Lenguas Originarias de México, junto con Hernández. Habló del impacto que le causó conocer al fundador de la Asociación de los Escritores en Lenguas Indígenas ya que “argumentaba a favor de retomar nuestra lengua, de no dejarla morir, de dar la oportunidad a nuestros niños de oír y sentirla”.
Oír hablar a Hernández fue “escuchar las voces de mis abuelos, de mis vecinos, al conversar en las calles de mi pueblo. Sentí que había un sentimiento de esperanza, de que esto que creía perdido no lo estuviera, que se pudiera retomar y que otra vez la voz, las palabras, el sentir sirvieran para conocer el mundo.
“Reconocí haber crecido en una familia que no usó el lengua náhuatl. Sin embargo, las pláticas y las palabras estaban dentro de mí. Me di cuenta que el maestro me había reconectado con esa raíz perdida. Al revisar el libro caigo en cuenta que no soy más que un lienzo en blanco en el que el maestro pone una parte de sí mismo para construir mi historia. De que tenemos que hacer un diálogo profundo con nuestros corazones para descubrir esta labor tan grande que hace a su vez Natalio Hernández para nosotros.
“El libro no es otra cosa más que rendirle un gran homenaje a este ser cariñoso que lo formó y que fue su maestro, colega y amigo: Miguel León-Portilla”.
La feria del libro politécnica se puede seguir en esta página https://www.feriadellibro.ipn.mx/, las actividades concluyen el 3 de octubre.