El INEGI recién ha dado a conocer los resultados al primer semestre de la cuenta macroeconómica del país. La oferta y demanda totales sumaron 35 billones 590 mil millones de pesos (anualizados), una recuperación de 8.8% tras el desplome de -11.8% en el primer semestre de 2020 (Gráfico 1).

De la oferta total de bienes y servicios, la interna (PIB) representó 71.4% y creció 6.9% en el semestre, y la externa (importación) representó 28.6% y creció 14.4%

De la demanda total, el consumo interno representó 54.3% y creció 6.7%; la inversión fija 13.6% y creció 11.1%; los inventarios (existencias) 0.6% y tuvieron finalmente un fuerte crecimiento de 37.4%; y el consumo externo (exportación) representó 28.1% y creció 15.5%.

El consumo interno ascendió a 19.343 billones, de los cuales 83.7% fue consumo privado con un crecimiento de 7.7% (tras una caída de -10.9 en 2020), y 16.3% fue consumo de gobierno con un crecimiento de 1.6% pero sobre un crecimiento de 2.6% en 2020 (Gráfico 2).

Usando precios constantes (sin inflación) de 2013 para fines de comparación, el consumo interno total se ubicó en el primer semestre en 14.090 billones de pesos, esto es, ligeramente arriba de la cifra equivalente de 2017 (14.039 b) (Gráfico 3).

La inversión fija bruta ascendió en el semestre a 4.852 billones, creció 11.1% mencionado (tras el desplome de -21.0% en 2020), y es apenas 19.1% del PIB (debiendo ser más 30% si realmente queremos crecer) (Gráfico 4); si el sector privado no invierte productivamente en el país, el gobierno debe captar ese excedente inútil y elevar su inversión de 2.3% del PIB actual (Gráfico 1) a 10% o más.

La inversión de este semestre, de por sí crónicamente insuficiente, aun recuperándose está a un nivel intermedio de lo invertido en 2010-2011 (Gráfico 5).

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