Mérida, España., El tenor Plácido Domingo fue recibido por el público de pie en su concierto de este sábado en el Teatro Romano de Mérida, España, y despedido con un interminable y sonoro aplauso.
Hacía 30 años que la audiencia de Mérida esperaba la gala y no defraudó, en opinión de la crítica y los mismos presentes.
Acompañado por la soprano Adela Zaharia, el tenor Xabier Anduaga y la Orquesta Filarmónica de España, dirigida por Josep Caballé Doménech, ofreció un repertorio con obras de referencia del mundo de la ópera y la zarzuela, incluido en el Stone & Music Festival.
Tras un recibimiento que dibujó en el rostro del tenor gestos de emoción, comenzó el repertorio con el aria Nemico della patria, de Andrea Chénier. Sonaron otras arias de óperas con un programa muy variado y con escenas muy sugestivas, como el dueto de La Traviata entre soprano y barítono y el de Les pêcheurs de perles, entre tenor y barítono, junto a arias célebres Je veux vivre de Romeo y Julieta, Ah! Mes amis pour mon âme!, de La fille du régiment o Mercé dilette amiche de I vespri siciliani.
Tras una hora de espectáculo, la segunda parte de la velada continuó con temas de las zarzuelas Maravilla, Doña Francisquita o La del Soto del Parral. Por su parte, la Orquesta Filarmónica de España interpretó la Marcha triunfal de Aída, la obertura de La forza del destino, de Verdi, el preludio de El Bateo de Chueca y el intermedio de La boda de Luis Alonso de Giménez.
Al final del concierto Domingo acompañado por Anduaga interpretó En mi tierra extremeña de la popular zarzuela Luisa Fernanda, momento en el que el teatro “se vino abajo”, señalaron desde el certamen en las notas de prensa.
Tras varios momentos de vítores y aplausos a los tres artistas durante los bises, el madrileño visiblemente emocionado recibía otra sonora ovación y con la que el público de pie agradeció el histórico espectáculo de Plácido Domingo en el Teatro Romano de Mérida 30 años después.
Aunque no fue el único detalle que se llevó Domingo al que, como es habitual, tras la actuación se le entregó la estatuilla Stone M con la que cada año se distingue a los artistas que pasan por este festival. En esta ocasión fue Carlos Lobo, director del certamen, el responsable de hacer entrega de este obsequio al tenor.
Domingo agradeció el gesto y señaló que ha vivido una “gran emoción” por estar en Mérida 30 años después, con un concierto que se quedará en su memoria, señaló, con un público “extraordinario”, así como los músicos y cantantes con los que compartió el escenario.
“No os prometo que en 30 años vendré”, bromeó el tenor, quien sí se ofreció a hacerlo mucho antes: “en un par de años, si se puede, ¿por qué no?”.