Dentro de la gama de posibilidades económicas, de intercambio y de innovación tecnológica y ejecución de nuestras mejores técnicas objetivas, América es un acervo incalculable desde el inicio de su desarrollo como sociedades organizadas y autosuficientes. Aunque la visión de cooperación ya existía en las culturas antiguas del continente.
La prensa nacional y extranjera ha destacado hechos irrelevantes para la finalidad del encuentro. La mayoría de las ponencias expuestas destacan las posibilidades de desarrollo para cada uno de los países representados en esta sexta cumbre por algunos representantes que resaltaron falsas características de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), no se impondrán para obstaculizar las gestiones de cooperación interamericana.
La cantidad de temas incluidos en el orden del día nos muestra los atrasos y rezagos del desarrollo en la región. Todavía se habla del combate a la pobreza, de resolver el problema del analfabetismo, de los millones de personas que carecen de acceso a un trabajo retributivo. Así como de la falta de oportunidades para la extracción y procesamiento de los recursos naturales.
Y, sobre todo, nos señalan el grado de la pérdida de soberanía y de cooperación entre las naciones que todavía se tienen que defender de los depredadores financieros y saqueadores de recursos naturales, los renovables y de los no renovables.
Las diferencias, desde el inicio de este encuentro, han sido manifestadas y también asimiladas. Se destacó en esta oportunidad que no se trata de la unificación de ideas en una sola, sino de la unidad en la cooperación y en la solidaridad entre los países que conforman la Celac. Para su consolidación y funcionamiento democrático, la organización procura la concertación política, la solución de las dificultades de las naciones que la integran.
Los pasos anteriores para la unificación de los países americanos dan el resultado esperado en esta cumbre. Por ejemplo, cada nación, cada región ha intentado a lo largo del periodo de independencia de los países colonizadores, la unión para la solidaridad, para coadyuvar a que se resuelva el atraso en la producción de artículos diversos para el consumo e intercambio comercial y para terminar con la obligación de ser, únicamente, naciones proveedoras de materias primas.
Se han celebrado reuniones diversas, organizadas por diferentes países a lo largo de América Latina. Por ejemplo, la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC), el Grupo de Río, la Alianza Bolivariana para los pueblos de América (ALBA). Se espera que las reuniones anteriores se consoliden a partir del encuentro llevado a cabo en la Ciudad de México apenas el 18 del presente mes. Desde el inicio, en 2010, la Celac se ha ido convirtiendo en una oportunidad para los proyectos de beneficio social, comercial, protección de los recursos naturales y el avance en materia energética y protección al ambiente, punto fundamental de las exigencias de la población de todos los países integrantes.
La recuperación de la soberanía energética de la región latinoamericana es un punto fundamental, no sólo para satisfacer la demanda de energía accesible para cubrir las necesidades de toda su población, sino también, para dar pasos acelerados hacia la transición energética aprovechando todos los recursos posibles.
Y, un punto primordial, aunque parezca más un tema de largo plazo, no lo es, fue el reconocimiento a “...la entrada en vigor del Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares, el 22 de enero de 2021, y su contribución al régimen de desarme nuclear. En este sentido, se llama a redoblar esfuerzos para avanzar en pasos concretos que nos acerquen hacia el fin último de un mundo sin armas nucleares”.
Es justa la meta de lograr el desarrollo suficiente de los recursos ultraterrestres para la investigación, la exploración y la utilización de tecnología que permita la utilización de la ciencia para la extracción y procesamiento óptimos de los recursos naturales.
Saluda la creación de la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE) con miras a fortalecer las capacidades regionales e impulsar la cooperación, colaboración, investigación, desarrollo y transferencia de tecnologías entre los Estados latinoamericanos y caribeños para la realización de actividades de exploración y utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos.
La meta que nos corresponde es, colaborar con la democratización de la política energética regional y avanzar en el proyecto bolivariano y la consolidación de la Cuarta Transformación. Además de lograr el desbloqueo económico de Cuba y Venezuela, así como el respeto a la soberanía de Bolivia, Argentina y de quienes luchan por su independencia total en nuestro continente, especialmente, Puerto Rico.