Acuña, Coah., Conseguir trabajo para mantener a su familia es el único propósito de los haitianos que permanecen bajo resguardo del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Guardia Nacional en el parque ecológico Braulio Fernández Aguirre de esta ciudad. Médicos sin Fronteras instaló un módulo para brindar atención médica a quien la necesite.
Aunque saben que de un momento a otro pueden ser deportados o enviados de regreso a la frontera sur de México, en su horizonte está permanecer en el norte y conseguir trabajo, ya sea del lado mexicano o en el estadunidense.
“No, no quiero ser deportado, no quiero ir. Quiero quedarme acá, en un lugar seguro, donde se pueda trabajar. No regresar (a Haití); quiero pedir asilo, tener mis documentos así, legales para poder trabajar”, imploró uno de los aproximadamente 800 migrantes que permanecen cercados en el parque.
Jisvel es otro de ellos: “La cosa está muy difícil para nosotros por el momento. Quiero quedarme en México, pero si yo estoy trabajando, conseguiré documentos. (A) trabajar sí me quedo; sin trabajar no me puedo quedar, porque yo tengo niños, tengo que mantenerlos en Haití, no puedo estar sin trabajo”.
Los agentes de migración les dieron la alternativa de ser enviados a Chiapas, a fin de reducir el número de migrantes en Acuña y Piedras Negras, Coahuila.
“Yo no quiero regresar a Tapachula porque estuve seis meses allá y sin ayuda de ningún documento. (Es) mucho tiempo de esperar, por eso yo dejé Tapachula para venir a buscar trabajo a otra ciudad. Si regreso, es peor para mí ahora, tengo una familia para alimentar, para educar”, expuso otro caribeño.
Uno más: “Regresamos a Tapachula; imagínate si no estoy trabajando, pero los trabajos que tienen están llenos, no alcanza para mí, para ellos que están allá (sus familiares), ellos van a morir de hambre, no tienen para mandarles plata, no tenemos nadie para ayudarnos en nada. Por eso, a qué voy a Tapachula, qué vamos a hacer... Nuestros hijos, nuestra esposa, qué vamos a hacer con ellos”.
“Hemos pasado por muchas cosas en el camino, ya gastamos todo nuestro dinero, ya no nos vamos a mover de aquí. Vamos a esperar a que se calme la situación, así sean dos o tres meses”, aseguró un haitiano que viaja con su hija y su esposa, con quienes permanece en Zaragoza, donde autoridades municipales habilitaron un auditorio para darles refugio y evitar que se dispersen.