La Fundación de Cáncer de Mama (Fucam) presentó ayer una app dirigida a las mujeres jóvenes para generar conciencia en dicho sector sobre la posibilidad de que este padecimiento surja también en edades tempranas –y no sólo entre personas mayores–, y por lo tanto adquieran el hábito de la autoexploración constante.
En conferencia de prensa, los creadores de la plataforma llamada Keep a Breast explicaron que esta herramienta tecnológica ayuda a las usuarias a saber cómo explorar sus senos para detectar posibles signos de cáncer en este órgano, además de facilitar el contacto con personal médico especializado en caso de necesitar una consulta.
De igual forma, la app incluye historias de mujeres que sobrevivieron a la enfermedad, sistematiza los datos básicos de las usuarias para formar su historial clínico e incluye la posibilidad de realizar videoconferencias con oncólogos.
El doctor Jorge Enrique Monges, integrante del equipo de la Fucam, recordó que el cáncer de mama es una de las principales causas de muerte de mujeres en México debido a la falta de detección oportuna de la enfermedad, ya que al notar protuberancias en sus senos, muchas de las pacientes dejan pasar un tiempo muy valioso al comentar primero el tema con familiares o con médicos no especializados.
El experto subrayó que la edad promedio de detección de cáncer de mama en México es de 52 años, contra 62 en Estados Unidos, lo cual demuestra que cada vez es más común encontrar pacientes jóvenes en el país.
Un ejemplo de lo anterior, apuntó Monges, es que 20 por ciento de las usuarias de la Fucam son menores de 40 años y seis por ciento incluso son menores de 35 años.
Malos hábitos
Por su parte, la oncóloga Betsabé Hernández señaló que entre las causas del aumento de casos de cáncer de mama en edades tempranas está, por un lado, una mayor conciencia sobre el tema, que conlleva a más episodios de exploración y detección.
Sin embargo, también influyen hábitos como el sedentarismo, el tabaquismo y la mala alimentación, y el que las mujeres con mayor nivel de preparación retrasan cada vez más la maternidad, lo que las lleva con frecuencia a embarazos posteriores a los 30 años de edad, identificado como un elemento de riesgo para el cáncer de seno.