La marea de migrantes haitianos a México en tránsito a Estados Unidos triplicó, entre 2020 y 2021, las solicitudes de refugio, que superan ya 20 mil –si se incluyen a hijos de antillanos nacidos en Brasil y Chile– amenazando con “colapsar” la operación de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, admite su titular, Andrés Ramírez. A pesar de esta situación humanitaria, subraya que “la gran mayoría no calificarán como refugiados”.

Ramírez resume las condiciones que han provocado esta migración: Haití es un país devastado por sismos, huracanes, pobreza y la inestabilidad política que derivó en un magnicidio. Sin embargo, considera que el principal factor que detona esta crisis es el confuso discurso del presidente de Estados Unidos Joe Biden, cuya descalificación a la política de su antecesor ha enviado un mensaje erróneo de apertura, especialmente a los haitianos.

En entrevista con La Jornada, Ramírez señala que los haitianos que han llegado desde Brasil y Chile –donde tenían condición de refugiados tras un primer sismo en 2010– no cumplen el requisito básico para obtener refugio: ser perseguidos por causas políticas, religiosas, sociales o de violencia. Tenían empleo y una forma de vivir en esas naciones, pero Comar debe atenderlos por disposiciones legales aunque no califiquen; admite que es inviable deportarlos por la situación en Haití, pero “requieren de otra opción migratoria”.

–¿La petición de los haitianos de refugio es una estrategia?

–Sí, porque creen erróneamente, engañados, que es la forma de conseguir un documento de viaje. La constancia que se les entrega no da derecho a viajar, porque la condición de solicitante de refugiados establece que deben permanecer en la entidad donde la solicitaron, en Tapachula principalmente, pero están llegando muchos a la frontera a pesar de los operativos de contención del Instituto Nacional de Migración.

La proliferación de la idea de que Estados Unidos amplió facilidades para originarios de Haití es una versión manipulada de quienes buscan lucrar con estos migrantes con el tráfico de personas, lo que motivó este flujo desde Sudamérica, donde ya tenían esta condición de refugiados, para “ganar en dólares en Estados Unidos”.

La movilización masiva no sólo ha sido hacia la frontera norte, sino también se ha dirigido a todas las oficinas que tiene desplegadas Comar en todo el país, que se encuentran saturadas. Ramírez destaca que si bien la situación más preocupante en esta coyuntura es la condición de los haitianos, este incremento súbito de peticiones se suma al que en general reciben de diversas nacionalidades (en constante incremento desde 2013), en especial de Centroamérica, “lo que amenaza con colapsar nuestro sistema”.

Para Ramírez, aun cuando el entorno de crisis económica desatado por la pandemia y los huracanes que han golpeado a Centroamérica ha provocado un incremento sustancial de peticiones, “nos preocupan los haitianos, porque si bien los solicitantes de todas las nacionalidades continúan aumentando, la que más lo ha hecho es Haití”.

En 2020, cuando la pandemia redujo los flujos migratorios, los haitianos incrementaron su presencia. En este año, se han recibido 18 mil 883 peticiones de haitianos, más 3 mil 883 de “chilenos y brasileños” que en realidad son hijos de haitianos refugiados en esas naciones.