Acuña, Coah., Elementos de la Guardia Nacional y del Instituto Nacional de Migración (INM) efectuaron durante la madrugada de ayer redadas en los hoteles Micaima y San Jorge, en el municipio de Acuña, donde detuvieron al menos a 20 indocumentados. Además, desalojaron del auditorio municipal Humberto Galindo, en Zaragoza, a unos 70 migrantes para quienes se habilitó el lugar como refugio temporal el pasado fin de semana.
Los arrestados fueron llevados en camionetas del INM al aeropuerto de Piedras Negras –ciudad de Coahuila que hace frontera con Eagle Pass, Texas–, donde un avión con logotipos de la empresa Magnicharters los trasladó a la Ciudad de México junto con otras personas procedentes de Haití, tal como el organismo lo hizo el martes con 120 caribeños. En el vuelo realizado ayer hacia la capital del país iban 103 migrantes.
Haitianos que escaparon de los agentes contaron que éstos entraron al auditorio de Zaragoza, los encañonaron y los obligaron a subir a vehículos. “Entraron con armas, nos gritaron; hay (entre los arrestados) niños de meses, embarazadas. ¿Por qué nos tratan así? No nos avisaron nada, somos humanos también, como ellos”, gritó una migrante que se negó a abandonar el recinto.
El martes, autoridades de México y Estados Unidos acordaron en Eagle Pass, durante una reunión que calificaron “de emergencia”, asegurar a extranjeros que no acrediten su estancia legal en México, y deportarlos.
“La intención es despresurizar las zonas cercanas al río Bravo y los sitios donde los indocumentados se han establecido. Hay riesgos epidemiológicos que corren tanto ellos como los habitantes de Acuña”, afirmó un funcionario de la Secretaría de Gobierno de Coahuila.
Ante estos operativos y las repatriaciones que se han llevado a cabo, los haitianos que están varados en la frontera de Coahuila con Estados Unidos buscan dialogar con las autoridades migratorias mexicanas, en busca de regularizar su situación en territorio nacional.
“Regresar a Haití es condenarnos a muerte; no hay seguridad en ningún lado, no hay comida, ni trabajo, ni atención médica. Queremos quedarnos en México y llegar a Estados Unidos para trabajar; no queremos hacerle daño a nadie”, dijo Claudia, quien estaba acompañada por su hija, de unos cuatro años de edad.
“Preferimos arriesgar la vida aquí, pero no regresar; allá es la muerte”, aseguró.