Ciudad de México. La presión sobre los precios al consumidor en México, principalmente de alimentos y energéticos, no cede. La inflación de la primera quincena de septiembre registró un alza de 0.42 por ciento, lo que provocó un aumento de 5.87 por ciento en los últimos 12 meses, muy por encima de lo que había anticipado el consenso del mercado.
Los precios de la energía volvieron a ser responsables de gran parte del aumento de los primeros quince días de septiembre, al subir 0.81 por ciento en la quincena de referencia y 10.77 por ciento anual; así como los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno con un repunte de 0.63 por ciento y 7.95 por ciento, respectivamente, en el periodo de referencia. Asimismo, los alimentos aumentaron 0.67 por ciento quincenal y 8.56 por ciento anual.
De acuerdo con el reporte del Índice Nacional de Precios al Consumidor (Inpc), que dio a conocer este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la inflación de la primera mitad de septiembre fue el mayor registro para dicha quincena desde 2016, mientras que el incremento de la inflación general anual fue el más alto desde la primera quincena de junio, cuando fue de 6.02 por ciento.
Las estimaciones de los analistas quedaron rebasadas, pues proyectaron un aumento quincenal de la inflación de 0.28 por ciento en promedio, mientras que para la medición anual (primera quincena de septiembre de 2021 con respecto a la misma quincena de 2020) esperaban un alza de 5.72 por ciento.
La inflación en México acumuló 13 quincenas arriba del nivel máximo de 4.0 por ciento de la meta de estabilidad de precios del Banco de México (BdeM), cuyo objetivo es de 3.0 por ciento (+/- un punto porcentual), a lo que se le denomina su objetivo de estabilidad de precios, y poder mantener el poder adquisitivo de las personas.
“La inflación en México rompe la tregua, ya que vuelve al alza, al subir a 5.87 por ciento anual en la primera quincena de septiembre, luego de 5.60 por ciento de la quincena previa. Los precios de los energéticos no aguantan la presión y se van al alza. Fuera de los precios volátiles que un mes suben y otro bajan, la inflación subyacente de la primera quincena (0.31 por ciento) fue muy superior a la de las mismas quincenas de los tres años anteriores que fueron entre 0.17 y 0.19 por ciento. Es decir, hay un galope evidente de la inflación estructural”, describió Alfredo Coutiño, director de Moodys Analytics.
Subyacente sigue de largo
La inflación subyacente, que excluye de su medición los productos de alta volatilidad de precios como son los energéticos y los agropecuarios, y si los de los bienes y servicios, sigue cuesta arriba, pues subió 0.31 por ciento quincenal, la mayor desde 2016 y 4.92 por ciento anual, según datos del Inegi.
Por su parte, la inflación no subyacente, aquella que sí incluye productos de alta volatilidad como los precios agropecuarios y energéticos, aumentó 0.76 por ciento para ubicarse de forma interanual en 8.86 por ciento, debido al ascenso quincenal de los precios del gas doméstico LP, 2.26 por ciento; agropecuarios, frutas y verduras.
En la primera quincena de septiembre del año en curso, el índice de precios de la canasta de consumo mínimo presentó un incremento quincenal de 0.54 por ciento y de 6.71 por ciento anual; en el mismo periodo de 2020 las cifras correspondientes fueron de 0.26 y de 4.57 por ciento.