El Banco de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos revisó ayer a la baja su perspectiva de crecimiento económico para ese país –el principal socio comercial de México– a 5.9 por ciento para este año, abajo del 7 por ciento que estimó en junio.
Tras dos días de reunión de política monetaria y, como lo esperaban los mercados financieros, el banco central estadunidense mantuvo sin cambios su tasa de referencia de entre 0.0-0.25 por ciento, donde está anclada desde marzo del año pasado.
Lo que llamó la atención a los agentes económicos mundiales es que la mitad de los miembros (nueve de 18) del Comité Federal de Mercado Abierto prevén que el primer ajuste de tasas se dé en 2022, un incremento desde los siete que veían esa posibilidad en junio, reveló el comunicado de política monetaria.
Los participantes de los mercados financieros estaban atentos a las pistas de Jerome Powell, presidente de la Fed, en cuanto a la política de la compra de bonos por 120 mil millones de dólares cada mes desde la irrupción de la pandemia en 2020.
En conferencia de prensa, Powell adelantó que la reducción de compra de activos podría llegar tan pronto como en la próxima reunión de política monetaria (2 y 3 de noviembre). “A menos que ocurra algo trágico, la reducción de compra de activos comenzará en noviembre hasta acabar en 2022”, respondió Powell.
La autoridad monetaria también está observando una inflación más fuerte que hace tres meses. Estiman que el aumento de precios llegue a 4.2 por ciento este año, por encima del 3.4 por ciento del pronóstico de junio.
En medio de toda esta información, los activos considerados de riesgo (acciones y tipos de cambio, principalmente de mercados emergentes, como el de México) tuvieron un buen día.
También estuvo presente el tema de que este jueves no se presentará un impago de la empresa inmobiliaria china, Evergrande, después de que una filial de la compañía anunció que llegó a un acuerdo con los tenedores de bonos de la empresa y que se hará cargo de los intereses de la deuda local que vencían este 23 de septiembre, lo que fue visto con buenos ojos por el mercado.
Efectos para México
Pese a la nueva estimación de una menor tasa de crecimiento del PIB estadunidense, que podría afectar el crecimiento económico de México (cercano a 6 por ciento para este año), debido a que Estados Unidos es el principal socio comercial del país, el peso mexicano cerró en el mercado interbancario con una sustancial apreciación.
La divisa mexicana subió 0.77 por ciento frente a su similar estadounidense respecto del cierre previo, equivalente a 15.50 centavos, para cerrar en 19.9730 pesos por dólar spot.
De acuerdo con datos del Banco de México, la paridad peso-dólar llegó a cotizar sobre un mínimo de 19.9390 unidades y un máximo de 20.0740 unidades. Sin embargo, en mercados internacionales el tipo de cambio se presionó hasta 20.0835 pesos.
En tanto, en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC), alcanzó una ganancia de uno por ciento para terminar en 51 mil 338.34 puntos; dicha ganancia estuvo apoyada en el incremento de los precios de las acciones de Alsea, América Móvil, Asur, Bajío, Cemex, Femsa, Gap, Cementos Chihuahua, Inbursa y Banorte, entre los más relevantes.
Por su parte, en Wall Street el Dow Jones subió uno por ciento, para cerrar en 34 mil 258.32 puntos; el S&P 500 avanzó 0.95 por ciento, hasta 4 mil 395.64 enteros y el Nasdaq ganó 1.02 por ciento para ubicarse en los 14 mil 896.85 unidades.