A unos días de que se cumplan siete años de la desaparición en Iguala de 43 estudiantes de Ayotzinapa, la administración obradorista avanza fatigosamente en las investigaciones judiciales relacionadas con el ámbito civil, pero sigue sin mejoría ni apertura en cuanto a lo militar.
Hay más órdenes de aprehensión y diligencias judiciales y periciales relacionadas con lo civil, y se difunden hechos y pruebas que hunden a la desahuciada “verdad histórica” construida mafiosa y mentirosamente por el entonces procurador Jesús Murillo Karam y el ocupante de Los Pinos, Enrique Peña Nieto, pero no se escala en el punto clave de la Secretaría de la Defensa Nacional, de cuyos soldados y mandos en el cuartel de Iguala hay indicios y testimonios de que tuvieron conocimiento de lo sucedido y participación complicitaria.
Vidulfo Rosales, abogado de los familiares de los desaparecidos, asegura que hay responsabilidad cuando menos en los mandos del 27 batallón de infantería de Iguala y en la zona militar de Guerrero. ¿Cuál es la actitud del presidente López Obrador cuando en las mesas de trabajo se habla de esa responsabilidad de los militares? “Cuando el tema se toca –responde Rosales–, obviamente no se quiere abordar; vemos nosotros a menudo una tendencia de querer proteger, de no querer conflictuarse con esta institución”.
Añade: “Nosotros hemos visto que como que incomoda hablar de esta institución, como que no gusta cuando se pone el tema en la mesa. Sin embargo, pues se tiene que poner. Y el Presidente ha hecho los compromisos, que va a hablar con el secretario de la Defensa Nacional, para que se dé toda la información, que no se obstaculice nada. Pero una cosa es el compromiso que el Presidente hace en la mesa y otra cosa es que ya en la vida práctica como que ya no funcionan las cosas; cómo esa voluntad no se traduce en acciones concretas”.
A casi siete años, los obstáculos mayores a la indagación sobre los normalistas están en la Fiscalía General de la República y en la Secretaría de la Defensa Nacional, puntualizó Vidulfo Rosales: “sí, ‘Fue el Estado’, pero hoy es y sigue siendo el Estado” (https://bit.ly/3kt5CDi).
El ebrardista Mario Delgado está utilizando la figura del Presidente de la República para tratar de justificar el madruguete de élite que ha dado en el partido Morena. Además del fraseo relacionado con la “Alianza Popular” como fórmula organizativa para continuar con la llamada Cuarta Transformación, ayer incluyó en su página personal, www.mariocd.mx, una nota informativa en la que proclamó (la misma idea la expresó una vez más, párrafos más adelante): “Tenemos la responsabilidad de reorganizarnos para potenciar nuestra capacidad de movilización y convertir la preferencia que ya tiene el Presidente de la República en un resultado contundente en la ratificación de mandato”.
Además, acusó recibo de las críticas por el acuerdo de cúpulas difundido este lunes y ya incorporó de palabra, sin ninguna constancia de tal hecho, a “las bases” del partido. Aseguró que su plan de notables ha sido apoyado unitariamente por “los grupos parlamentarios de Morena en el Senado y en la Cámara de Diputados, todos los gobernadores de nuestro movimiento, la presidenta del Consejo Nacional, el presidente del Instituto Nacional de Formación Política, además de simpatizantes y militantes que se han sumado a esta Alianza” (https://bit.ly/2XAquzM).
Una de las voces críticas del plan de élites impulsado por Delgado es la del académico, articulista y entrevistador John Ackerman, quien advierte que con este proyecto se corre el riesgo de que Morena termine pareciéndose no al Partido de la Revolución Democrática (que nunca llegó al poder presidencial), sino al Revolucionario Institucional, que formó el binomio partido-gobierno (entrevista con Ackerman quien, por cierto, ya considera afiliarse al partido guinda: https://bit.ly/3CCPoh4). ¡Hasta mañana!
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