En la mañanera de ayer el presidente López Obrador documentó otro asalto a la nación: con Calderón y Peña Nieto en Los Pinos, cuatro bancos que operan en el país (tres trasnacionales y uno autóctono) se beneficiaron con 31 mil millones de pesos en condonación de impuestos. Se trata de Banamex-Citigroup (casi 16 mil millones), Bancomer-BBVA (5 mil 280 millones), HSBC (2 mil 300 millones) e Inbursa, de Carlos Slim, 7 mil 350 millones.
Pero lo anterior apenas es una muestra de los pingües beneficios para ese tipo de consorcios. Por ello, presentamos tres escenas de la misma película neoliberal, proyectada a lo largo de 36 años:
A) Nada más instalarse en Los Pinos, Vicente Fox cabildeó su reformón fiscal “distributivo”, cuyo eje era aplicar IVA a medicinas y alimentos, contribución que, según dijo, devolvería “copeteada” a los más pobres, “pues es lo justo y hay que hacer más grande el pastel”; no proceder en tal sentido, dijo, “tendrá alto costo para todos y yo no estoy aquí para engañar a nadie”.
B) En junio de 2007, en el arranque del segundo sexenio panista, Agustín Carstens, secretario calderonista de Hacienda, promovió, en nombre de su jefe Borolas “un plan fiscal” para “combatir privilegios” tributarios y lograr que “las empresas que no contribuyen lo hagan”; su propuesta, estimaba, aumentaría la recaudación en alrededor de 300 mil millones de pesos, amén de que “las modificaciones propuestas están diseñadas para que sean las empresas y no los trabajadores las que aporten la mayor parte de la recaudación adicional esperada”.
C) También en su arranque sexenal Enrique Peña Nieto, por medio de su secretario de Hacienda Luis Videgaray promovió una reforma fiscal cuyo alcance (según decía) “es eminentemente social, con cambios justos y equitativos, y apegada a los principios de proporcionalidad de la Constitución; se trata de que paguen más quienes ganan más; eliminar privilegios, cerrar oportunidades de evasión y un mayor esfuerzo de quienes realmente lo pueden hacer, que son principalmente los grandes contribuyentes”.
No fueron las únicas, desde luego, pero esas tres idílicas escenas de la misma película neoliberal contrastan con lo que en realidad hizo esa tercia (es decir, lo mismo que los tres previos), pues lejos de erradicar los privilegios fiscales al gran capital los acentuó de forma grotesca; lejos de que sus propuestas fueran “eminentemente sociales”, le cargaron la mano a los más desprotegidos y desviaron recursos para fortalecer, aún más, a la minoría rapaz; lejos de lograr que “paguen más los que ganan más”, las arcas nacionales se mantuvieron al servicio de los de siempre.
¿Qué sucedió? De entrada, Fox sólo “copeteó” el uso de recursos públicos al gran capital, amén de que a éste permitió (y lo aplaudió) evadir al fisco descaradamente. Dos botones: la compraventa de Banamex a la trasnacional estadunidense Citigroup y la de Bancomer a la española BBVA, por medio de las cuales las partes vendedoras no pagaron un solo centavo de impuestos y, por lo mismo, el erario dejó de percibir alrededor de 5 mil millones de dólares.
Una investigación de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) documentó que en el periodo 2001-2005 –con Fox en Los Pinos– “el SAT pagó al sector empresarial 680 mil millones de pesos por devolución de impuestos (216 por ciento más que la inversión privada en el mismo lapso) y la Secretaría de Hacienda (Francisco Gil Díaz) benefició con créditos fiscales al sector productivo con 496 mil millones”.
Carstens cacareaba su “plan fiscal” para “combatir privilegios”, pero al mismo tiempo su jefe, Felipe Calderón, publicó un acuerdo (JG-SAT-IE-3-2007) en el Diario Oficial de la Federación por medio del cual condonó créditos fiscales por 500 mil millones de pesos, en beneficio de grandes corporativos, entre ellos bancos, televisoras, equipos de futbol, ingenios azucareros, transportistas, grandes constructoras y partidos políticos.
Ya con Peña Nieto en Los Pinos, la ASF documentó que de 2013 a 2016 el SAT autorizó devoluciones de impuestos por un billón 345 mil millones de pesos, concentrados (74 por ciento) en grandes contribuyentes. Sólo en el último año de los citados devolvió 258 mil millones a 2 mil 18 grandes contribuyentes; 15 de ellos concentraron 40 por ciento de ese monto.
Las rebanadas del pastel
Gran atraco a la nación, y la que se cita sólo es una de las gruesas rebanadas que se comieron los barones del sector privado; falta la que engulleron los políticos.