El primer combate entre Saúl Canelo Álvarez y Caleb Plant ya ocurrió. No fue en el cuadrilátero, sino ayer en Los Ángeles, durante la primera conferencia de promoción para el duelo por la unificación de los títulos de peso supermedio.
Todo parecía parte del acostumbrado duelo de bravuconeo entre rivales para aderezar la próxima pelea, que será el 6 de noviembre en Las Vegas, pero pasaron de la provocación al insulto y de ahí a los empellones y los golpes. Canelo estaba en el cara a cara ante Plant, quien murmuraba algo que sólo escuchaba el mexicano. De pronto, el pelirrojo perdió el control y le dio un fuerte empujón.
Plant regresó para enviarle un golpe. Canelo lo esquivó y le respondió con otro que le tiró las gafas y le dejó una ligera herida en el pómulo al estadunidense. Después tuvieron que intervenir para que no se adelantara la pelea.
Después del altercado, el duelo continuó con las palabras durante la conferencia. Plant recordó el incidente del boxeador mexicano Óscar Valdez –positivo en un control antidopaje–, quien trabaja en el mismo gimnasio del Canelo. La sola mención suponía poner en duda la credibilidad del equipo con quien entrena el tapatío.
Pero Plant no se quedó ahí y fue más lejos. En pleno alarde majadero llamó a Saúl “hijo de puta”; esto hizo rabiar en verdad al mexicano.
“A mí puedes decirme lo que quieras, pero con mi mamá no te metas”, respondió muy ofendido Canelo; “si se meten con mi familia, yo haré lo que tengo que hacer”.
Si la bravuconería era parte del espectáculo para vender la función de noviembre, ambos equipos desempeñaban con pasión su papel de enemigos mortales. Plant hundía el dedo en la llaga más expuesta del Álvarez; éste respondía justo como quería el estadunidense: descompuesto y descontrolado.
“No estás en mi nivel”, dijo Canelo con menosprecio; “voy a noquear a este tipo (Caleb) en menos de ocho asaltos, fácil”. Cuando el tapatío no caía en la trampa de la provocación, se concentraba en su meta: ser el primer mexicano en conquistar todos los cinturones de una división. Ya posee los de la AMB, CMB y OMB; sólo le falta el de la FIB, en manos de Caleb.
“Quiero seguir haciendo historia para mí y para México”, se tranquilizó el tapatío; “poner mi nombre en la historia del boxeo”.
Con visible esfuerzo trataba de no responder más a los dardos que le lanzaba Plant, ahora a Canelo, ahora al entrenador Eddy Reynoso.
“Esta es una pelea muy morbosa”, dijo Reynoso, entrenador de Álvarez; “será el primer mexicano en tener todos los cinturones del mundo. Pero hay gente que habla y desprestigia a todo un país, cobardes como éste –voltea a ver a Plant– que hablan mierda y se esconden en las redes sociales”.
Ahí terminó todo. Tenía que ser así ante la tensión en el ambiente. Antes de marcharse, Canelo tomó el micrófono y se disculpó.