Con cuatro décadas en operación y cuando aún hay más de 28 millones de mexicanos con rezago educativo; es decir, con educación básica inconclusa, el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) “necesita cambiar”, reconoce Teresa Guadalupe Reyes Sahagún, su directora general.
Las personas con rezago educativo, destaca la funcionaria, están junto a nosotros. Tanto en las grandes ciudades como en los pueblos más alejados. “Y no podemos esperar a que vengan a pedirnos el favor de que los apoyemos para continuar su formación, porque no es un favor, sino un deber del Estado, la educación es un derecho humano”.
Reyes Sahagún afirma: “queremos ser fieles al prestigio del instituto, a su esfuerzo, al trabajo que ha hecho por 40 años, pero necesitamos una transformación”.
En entrevista con La Jornada, la funcionaria considera que el “triunfo del INEA sería cerrarlo. No necesitar más de su labor porque todos los mexicanos cursan la escuela de acuerdo a su edad”.
Creado en 1981 por decreto presidencial de José López Portillo, Reyes Sahagún refiere que la apertura del instituto coincidió con la llegada de una nueva concepción económica, política y social que impactó todas las funciones del Estado: el neoliberalismo. “Vivimos años de desmantelamiento de la educación pública, hubo un desprecio de la formación que impartía el Estado. Se constituye el INEA, pero la dinámica general –política y educativa– iba en sentido contrario”.
Mientras el instituto atendía el rezago educativo, crecía la población que por trabajar abandonó la escuela. “No se dejaba de abrir la llave de lo que fue considerado ‘remanentes humanos’ bajo el modelo neoliberal”, explicó.
Por lo tanto, afirma, es evidente que “necesitamos cambiar, porque si no tendríamos que aceptar que necesitamos otros 40 años (para abatir el rezago educativo)”.
La transformación
Reyes Sahagún plantea una transformación del INEA. El pasado 23 de agosto suscribió un acuerdo con la Subsecretaría de Educación Media Superior para que los jóvenes que cursan el bachillerato puedan realizar su servicio social como promotores del organismo y colaborar en la alfabetización o la conclusión de la educación básica de familiares, amigos y vecinos.
“Es un universo de 4 millones de adolescentes, pero si logramos convencer a un millón, porque será una propuesta voluntaria, sería extraordinario. Recibirán capacitación, cubrirán su servicio social y podrán certificarse como promotores de servicio educativo, porque también queremos elevar el nivel de atención formativa con Comités de Estándares de Competencias”.
Se sumarán maestros jubilados y se firmó otro convenio con el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) para que apoyen sus instructores destinados a las comunidades rurales más lejanas.
Considera que la sociedad tampoco puede ser indiferente ante quienes “se rezagaron y se pusieron al final de la fila para que otros pudieran estudiar, ante quienes a pesar de no saber leer ni escribir lograron tener un empleo, una familia, por lo que queremos generar un movimiento social, una gran campaña nacional, en la que como sociedad nos hagamos responsables. Es una deuda pendiente”.
Otra prioridad, afirma, es cambiar la forma de operar del instituto para hacer un uso más eficiente de recursos, “no para que un director general tenga camionetas de lujo, sino para tener vehículos que nos permitan llegar a las comunidades más alejadas, pero con austeridad”.
La restructuración de la entidad alfabetizadora, explica, incluye la revisión del Modelo Educación para la Vida y el Trabajo, creado hace 16 años, pues “necesita contenidos transversales en derechos humanos, de género y no discriminación”.
Adelantó que a finales de este año se prevé que todo el modelo y sus materiales didácticos estén en versión digital, en un formato interactivo y amigable que permita atender a población vulnerable como jornaleros, migrantes, personas en condición de calle, postrados y mexicanos en el exterior.
Pese a la pandemia
El INEA, afirma, Reyes Sahagún, también atendió los impactos educativos de la pandemia de Covid-19, pues de los 903 mil 88 educandos que presentaron uno o más exámenes para acreditar un módulo o nivel educativo en los pasados seis meses, 5 por ciento, es decir, 45 mil 154, tenían entre 10 y 14 años de edad. Agregó que de todas los personas evaluadas, 204 mil 346 lograron concluir su alfabetización, primaria o secundaria, “todo un logro, aún en tiempos de contingencia”.