Huixquilucan, Méx., El complejo Rosa Mística impulsa historias de vida y esperanza. Es un espacio que ofrece servicios de salud y apoyo a la población más vulnerable del municipio, el cual se comenzó a construir en 2016, en una superficie de 10 mil 104 metros cuadrados, por iniciativa del entonces alcalde panista Enrique Vargas del Villar, actualmente diputado local.
En este lugar se atiende, de manera integral, a personas con problemas de salud o adicciones, embarazadas que se encuentran sin apoyo, así como a niños y ancianos que han sido abandonados.
Ubicado en el número 66 de la carretera a San Ramón, en San Juan Bautista, consta de varios inmuebles comunicados por pasillos y cuenta con certificaciones legales, además del respaldo de diversas fundaciones e instituciones federales y estatales.
Está conformado por el hospital San Pío y el de Maternidad Mater Dei, el albergue infantil Renacer, una clínica de hemodiálisis, el jardín de niños Santa Renata, el centro gerontológico Sagrado Corazón, así como el de Rehabilitación e Integración Social (CRIS) y el de Rehabilitación Integral contra Adicciones (CRIA).
“Cuestión de voluntad”
“Hacía falta un complejo como este en Huixquilucan y era cuestión de tener la voluntad política para hacer un cambio”, señaló la presidenta del sistema municipal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), Romina Contreras Carrasco, esposa de Vargas del Villar y alcaldesa electa de la localidad para el periodo 2022-2024, quien obtuvo el triunfo como candidata del Partido Acción Nacional.
Detalló que el proyecto, en el que se han invertido 250 millones de pesos y “es único en el país”, empezó a funcionar en marzo de 2017, cuando abrió sus puertas el CRIS, donde son atendidas personas con alguna discapacidad, a través de terapia física, medicina de rehabilitación y un centro de estimulación multisensorial.
Cuenta con especialistas en neurología, un tanque terapéutico equipado con tecnología de punta, dos tinas de hidromasaje, bicicletas ergonómicas, caminadoras y un área de entrenamiento en el uso de sillas de ruedas.
En tanto, el CRIA inició sus operaciones en julio de ese mismo año; proporciona apoyo a gente que enfrenta adicciones al alcohol o las drogas, con un modelo terapéutico aplicado por personal calificado en psicología, medicina general, trabajo social, siquiatría y en formación de grupos de autoayuda.
El proceso dura 90 días y tiene como finalidad restablecer el equilibrio físico, mental y espiritual de los pacientes para que se reintegren sanos a sus entornos familiares y vuelvan a ser miembros activos de la sociedad.
Hace cuatro años también se estableció el albergue temporal infantil Renacer, que recibe a menores hasta de 12 años en situación jurídica vulnerable, muchos de los cuales han sido maltratados o se encuentran en la orfandad. Hasta la fecha ha dado alojamiento a 115 infantes y reintegrado a 81 con sus familias; por ahora sólo hay 14 usuarios en sus instalaciones.
Uno de estos casos es el de Pablo, quien recién nacido fue rescatado por policías municipales en un basurero en la colonia popular Federal Burocrática. Ahora tiene un año con cinco meses y recibe terapia motriz.
“A él nos costó mucho sacarlo adelante porque tenía hipotermia, la glucosa muy baja, anemia y un cuadro respiratorio bastante delicado, pero logró sobrevivir gracias a que tenemos incubadora y especialistas en pediatría”, explicó Romina Contreras.
Añadió que los niños de Renacer reciben educación básica en una escuela privada que financia el DIF, por lo que cada día son trasladados al plantel. Aunado a ello, toman clases de natación, inglés y cocina.
Tienen 35 cuidadoras, dos maestros permanentes, área de enfermería, aula de computadoras, bicicletas y un perro mascota.
“Lo importante es que recuperen la sonrisa, sepan que hay otra vida, porque ellos son víctimas de sus progenitores y no tienen que seguir así”, externó.
También con el propósito de dar asistencia a los infantes, en Rosa Mística comenzó actividades en este ciclo escolar el jardín de niños Santa Renata, con una matrícula de 100 alumnos.
Otra pieza importante del complejo es el hospital San Pío, nosocomio de segundo nivel que brinda servicios especializados de apendicectomía, colecistectomía, endoscopía, colonoscopía, panendoscopía, cirugía laparoscópica de mínima invasión, traumatología y ortopedia, entre otros.
Lucio, quien vivía en las calles del municipio de Tejupilco, es el beneficiario más reciente de este centro médico, a pesar de no residir en Huixquilucan. Algunos vecinos difundieron su caso, por lo que por conducto del DIF del estado de México fue trasladado aquí y posteriormente será transferido al centro gerontológico.
Este último es un hogar con capacidad para 40 adultos mayores en condición de abandono, donde se les ofrece dormitorio, atención médica, alimentación, vestido y calzado. Además, se les incentiva a hacer deporte y tienen acceso a una capilla, salas de televisión y lectura, así como una estancia para hacer manualidades.
Actualmente hay en este sitio 23 personas de la tercera edad (12 mujeres y 11 hombres). “Todos ellos tienen historias de vulnerabilidad, por lo que reciben apoyo humanitario y la posibilidad de una vida distinta”, recalcó Contreras Carrasco.
Por otra parte, en el hospital de maternidad Mater Dei han nacido al menos 800 bebés y cuenta con un refugio temporal para seis mujeres desprotegidas y sus neonatos; a las madres de escasos recursos económicos no se les cobra por el servicio y en otros casos se fija una cuota accesible de recuperación, de acuerdo con los resultados de un estudio socioeconómico.
Finalmente, debido a un continuo proceso de innovación, hace un año se inauguró la clínica de hemodiálisis, cuyo objetivo es ayudar a las personas con insuficiencia renal crónica para que reciban los tratamientos necesarios sin tener que desplazarse fuera de la demarcación.