Ciudad de México. De los 33 asientos en torno a la mesa de la sexta cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, sólo tres estuvieron ocupados por mujeres. Y una sola voz aludió esta desigualdad, la de la ministra de Relaciones Exteriores de Panamá, Érika Mouynes. Las otras dos fueron la mexicana Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y la ministra de Asuntos Exteriores de Jamaica, Kamina Johnson.
La canciller panameña fue la única en aludir el tema, al recordar que en materia de equidad de género la pandemia del Covid “ha causado estragos a los avances logrados” en materia de acceso equitativo al salario y al empleo, entre otras metas de la causa femenina.
“Todos nuestros discursos apoyan el empoderamiento de las mujeres, ¿pero dónde están? Aquí faltan más mujeres. Y las hay, porque están preparadas (para estos cargos)”. Señaló que entre sus propuestas para generar compromisos regionales concretos que aseguren la participación de ellas en la toma de decisiones de los gobiernos del subhemisferio destacó una: “Señores jefes de Estado: que sus asesores sean mujeres”. También puso por encima de las consideraciones políticas y las diferencias las metas de la unidad. Recordó cómo la pandemia ha unido a las naciones, cómo en las llamadas telefónicas entre los funcionarios homólogos de diferentes países siempre están las preguntas: “¿Cómo van las vacunas?, ¿cómo va la reactivación económica? Pero, aunque estamos recibiendo los mismos golpes, no estamos respondiendo cual comunidad. La solución es enfrentar la crisis con un frente común”.
En cuanto a la migración irregular, habló de la situación específica de su país, que como delgado istmo une a Sudamérica con los países de Centroamérica, de donde marchan los desplazamientos incontenibles hacia el norte. Refirió que, hace apenas unos meses, a Panamá llegaban al mes cuando mucho 800 personas en movilidad. A la fecha, arriban al menos 20 mil en el lapso aludido, después de cruzar la peligrosa selva del Darién (región llamada por razones de riesgo El tapón del diablo). Panamá es el primer lugar donde estas caravanas reciben alimento, albergue y ayuda médica en su periplo.
Este fenómeno de migración, expuso la diplomática, sólo se puede atender de manera regional, “con justa corresponsabilidad”.
Pensamiento regional para la emergencia que viene
Frente al tema del cambio climático, al que describió como la verdadera nueva crisis mundial, manifestó que su país es uno de los tres países del mundo que ha cubierto la meta de la Conferencia de las Partes (COP) de la convención marco de Naciones Unidas, de reducir sus emisiones de carbono. “Ya cumplimos. El impacto de protección de corredor marino podría multiplicarse de manera potencial si las medidas se tomaran de manera conjunta”.
Y en ese sentido del llamado a pensar cual colectivo regional, concluyó: “Otra crisis como esta no nos puede encontrar divididos. La solidaridad debe estar a la cabeza de nuestra agenda común”.