Uno de los daños “más atroces causados por la guerra contra las drogas es el aumento dramático” de personas en prisión en América Latina, señaló Coletta Youngers, asesora principal de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA). Destacó que mientras quienes más se benefician del comercio de las drogas “rara vez están tras las rejas”, las mujeres, personas negras, indígenas “y otros que se enfrentan a desigualdades sistemáticas, son los grupos que sufren los efectos de manera desproporcionada”.
Las prisiones de la región “están llenas de personas condenadas por periodos excesivos debido a delitos menores de drogas”, como consecuencia de las políticas para combatirlas, expuso en el conversatorio virtual Criminalización y encarcelamiento en América Latina.
Por su parte, Juliana Borges, investigadora de la Escuela de São Paulo de Sociología y Política, señaló que la población carcelaria brasileña “está creciendo muchísimo, llegamos a más de 755 mil prisioneros y estamos en la tercera posición en el ranking de países con el mayor contingente carcelario”. Indicó que 64 por ciento de los que están en prisión son afrodescendientes y cerca de 30 por ciento están encarcelados por crímenes relacionados con la guerra contra las drogas.
Mencionó que los sistemas punitivos “son espejos de la sociedad, ya sea a través de una política criminal como eje de imposición del poder estatal o porque, cuando observemos el perfil de las personas en prisión, percibiremos las fallas sociales, educativas y económicas de nuestra sociedades”.
Catalina Pérez, académica del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), señaló que el problema de asociar el uso de sustancias ilícitas con la guerra contra las drogas se observa en toda la región, “cuando en realidad lo que vemos es que la forma en la que se liga con la violencia es por la existencia de mercados ilícitos y no regulados”.
En este sentido, ejemplificó que en México encuestas han arrojado que “quienes están en la cárcel y cometieron un delito, el consumo con lo que frecuentemente está relacionado es con el alcohol, no con mariguana ni cocaína ni heroína”.