El planteamiento clásico de las causas de la guerra de Independencia corresponde a factores internos y remotos, pero no se toman en cuenta los errores del gobierno español, que se empeñó en provocar a los segmentos de la sociedad novohispánica, hasta lograr el estallido de una guerra cuyos efectos siguieron sintiéndose durante 100 años.
La responsable fue toda una dinastía: la de los Borbones, que sustituye a los Habsburgo durante el siglo XVIII y que construye una política basada en imitar a la monarquía Borbónica francesa. Su peor error fue concentrarse en aumentar la carga tributaria para sostener guerras con potencias europeas.
Aprovecharon el auge de la minería para incrementar la exacción de minerales y conforme avanzaba el tiempo aumentaron los envíos de recursos a España. Los Borbones eran ilustrados y sus ministros inteligentes y cultos. Denominaron a su forma de gobernar despotismo ilustrado y centralizaron el poder en las intendencias.
La Iglesia había sido un factor compensador, pero los Borbones necesitaron sus recursos financieros y emitieron una ley para quedarse con ellos. Expulsaron a los jesuitas, dañaron las misiones, a las instituciones educativas y provocaron una gran inconformidad en los criollos.
Los Borbones no fueron capaces de entender ni atender las crisis, epidemias y hambrunas que fueron creando una irritación creciente. Sustituyeron a los criollos en los puestos claves del ejército y de la administración pública por peninsulares, lo que aumentó el repudio a lo español. Impresionados por la amenaza inglesa, organizaron un ejército novohispánico, espada de dos filos, que sería dominado gradualmente por los criollos y después utilizado por Iturbide para lograr la Independencia.
Es asombroso que mantuvieran políticas insensatas por más de 100 años (como las que señala Margaret Tuchman en La Marcha de la locura). Cuando a principios del siglo XIX los reyes Borbones fueron puestos en la cárcel por Napoleón, se produjo un vacío y, en lugar de permitir una independencia provisional para reorganizar la monarquía, algunos de los más reaccionarios dieron un contragolpe y expulsaron al virrey Iturrigaray, favorable a esa solución. Dos años después estallaría en Dolores una enorme insurrección popular, alimentada por el odio que las capas bajas de la población sentían por los españoles y que fue el inicio de una guerra interna que devastó al país y mató a más de 500 mil pobladores.