Washington. La policía y los medios de comunicación superaron ampliamente en número a los escasos manifestantes que se reunieron ayer en el Capitolio de Estados Unidos, en una concentración a la que asistieron partidarios de las personas que irrumpieron en el edificio en enero para tratar se revertir la derrota electoral del presidente Donald Trump.
Los manifestantes a favor de las 600 personas que fueron acusadas por el asalto al Capitolio aseguran que se trata de “presos políticos”. Una docena de los imputados se declaró culpable y muchos podrían recibir penas de prisión. Los disturbios dejaron cinco muertos, varios policías que enfrentaron a la turba el 6 de enero se han suicidado. Muchos de ellos han renunciado a su cargo y narran el horror que vivieron ese día, cuando trataron de impedir, sin éxito, que los simpatizantes de Trump invadieran el recinto y buscaron proteger a los miembros de la cámara.
Los legisladores que intentaban confirmar la elección a favor del hoy presidente Joe Biden tuvieron que interrumpir su sesión, huir por los sótanos, esconderse y encerrarse, ayudados por los guardias y policías.
Unos 100 a 200 manifestantes se reunieron, algunos con las banderas del grupo de ultraderecha Three Percenters. Fueron muchas menos de las 700 personas que esperaban los organizadores y las miles que llevaron el caos al Capitolio el 6 de enero.
Con todo, los agentes estaban alerta ante la posibilidad de enfrentamientos entre manifestantes y contramanifestantes. Estos últimos se mantuvieron en los alrededores del Capitolio.
La policía también estaba atenta a la posibilidad de que hubiera gente armada. Sin embargo, se permitió que llegaran personas con mochilas y no se montaron retenes de inspección.
Cientos de policías patrullaron los terrenos del Capitolio y se reinstaló la cerca negra de 2 mil 44 metros de largo que tras el ataque rodeó el edificio de cúpula blanca durante alrededor de seis meses. Las tropas de la Guardia Nacional estaban en espera de recibir órdenes en caso de ser necesario.
Como parte del esfuerzo de algunos partidarios de extrema derecha de Trump para rescribir la historia del mortal asalto al Capitolio, que fue capturado en un video, un orador tras otro insistió en que cientos arrestados eran “prisioneros políticos” que no usaron la violencia.
“Esto es sobre justicia y un trato sin sentido”, dijo Matt Braynard, organizador de la manifestación y partidario de las afirmaciones sin respaldo de Trump de que su derrota fue el resultado de un fraude generalizado.
Aunque los manifestantes fueron escasos, las pasiones crecieron a ratos, con gritos esporádicos que estallaron entre los participantes y contramanifestantes. La policía en bicicleta se acercó para disolver algunas de estas disputas.
La policía del Capitolio informó de cuatro arrestos, incluido un sujeto con una pistola visto entre la multitud, aunque dijeron que “no estaba claro por qué el hombre estaba en la manifestación”. Los oficiales con equipo antidisturbios también sacaron de las protestas a un hombre que tenía un gran cuchillo atado a la cadera.
Tony Smith, de 40 años y de Upper Marlboro, Maryland, aseguró que acudió a expresar su apoyo a un proceso judicial justo para los acusados de atacar el Capitolio. “Si no honramos eso, no honramos a Estados Unidos”, afirmó Smith, que llevaba una pancarta con la leyenda: “¡Queremos a Trump!”
Más de 600 personas han sido acusadas de participar en los actos violentos del 6 de enero, después del discurso de Trump en un mitin cercano, en el que reiteró su afirmación sin pruebas de que su derrota electoral fue resultado de un fraude generalizado. Esas aseveraciones han sido rechazadas por múltiples tribunales, funcionarios electorales estatales y miembros de la propia administración de Trump.