Saná. Estados Unidos, Naciones Unidas y Gran Bretaña condenaron el domingo la ejecución de nueve personas en Yemen a manos de los rebeldes hutíes que los acusaron de estar involucrados en la muerte de un funcionario hutí que murió en un bombardeo de la coalición encabezada por Arabia Saudita.
Los hutíes, milicia que cuenta con el respaldo de Irán, fusilaron públicamente a los acusados el sábado. Cientos de personas, en su mayoría hutíes y sus aliados, asistieron al evento en la Plaza Tahrir de la capital Saná.
El secretario general de la ONU Antonio Guterres afirmó que el juicio donde los nueve fueron condenados a muerte no cumplió con “los estándares de un juicio justo y debido proceso”, según un comunicado difundido por su vocero, Stephane Dujarric.
Guterres “lamenta profundamente” las ejecuciones, que provocaron descontento en Yemen, incluso en Saná donde la gente por lo general se abstiene de criticar a los hutíes por temor a represalias.
El líder rebelde Mohammed Ali al-Houthi, dirigente del Consejo Revolucionario de los hutíes, tuiteó que su grupo rechaza las críticas de la ONU.
Los nueve ejecutados estaban entre un grupo de más de 60 personas que los hutíes acusaban de participar en la matanza de Saleh al-Samad en abril de 2018. Fueron acusados de espiar para la coalición saudita que lleva años luchando contra los rebeldes y tratando de reinstaurar en el poder al gobierno internacionalmente reconocido.
Al-Samad, quien fungía como presidente del organismo político creado por los rebeldes, murió en el bombardeo junto con seis colegas, en la ciudad costera de Hodeida.
La principal diplomática estadunidense en Yemen, Cathy Westley, calificó el juicio de “puro teatro” y denunció que los ejecutados fueron previamente sometidos a “años de torturas y abusos”.