En un ciclo trágico, el final de la historia de Jeanette Zacarías termina con su funeral en el lugar donde nació: Aguascalientes. De ahí salió para cumplir con su trabajo como boxeadora y con el deseo de pelear en otro país, Canadá, donde fue noqueada por Marie Pier Houle el 28 de agosto pasado.
Jeanette se desmadejó apenas decretaron el nocaut técnico de su derrota. Fue llevada a un hospital y días más tarde, el 2 de septiembre, murió como consecuencia de los golpes. Los trámites para repatriar su cuerpo se extendieron hasta ayer para poder hacer el camino de regreso a casa, donde fue homenajeada por cientos de personas.
El viernes llegó a Aguascalientes y hubo una caravana en las calles de su barrio para despedir a la joven que murió a los 18 años. El cortejo avanzó en silencio mientras portaban globos blancos. Más tarde se reunieron en un salón local para velarla, los asistentes compartieron ahí durante algunas horas el pesar por el desenlace que tuvo una joven cuya gran pasión, afirmaban sus conocidos, siempre fue el boxeo.
El cuerpo de Jeanette aguardaba en un féretro blanco al que se acercaban algunos asistentes a expresar el adiós; en una mesa algunos objetos relacionados del boxeo y un cartel con la imagen de la joven como testimonios de una biogra-fía consagrada a este deporte.
Tuvo una carrera muy breve y con poco éxito. Debutó en enero de 2018 y acumuló cuatro derrotas en seis combates.
Tres meses antes del incidente que le provocó la muerte, Jeanette sufrió un fuerte nocaut el 14 de mayo en Reynosa, que la dejó conmocionada. Fue sometida a estudios a petición de la comisión de Aguascalientes, según reportaron no había ninguna lesión que impidiera que regresara a la actividad después de 90 días de reposo.
El plazo se cumplió para poder viajar a Canadá y sostener ahí el que fue su sexto y último combate. Ayer, Jeanette Zacarías fue sepultada.