Cuba acumula un sinfín de victorias diplomáticas, entre ellas las 29 resoluciones consecutivas en el seno de la ONU que han condenado el brutal embargo impuesto ilegalmente por Estados Unidos, pero hasta ahora no resultan suficientes, porque el bloqueo se mantiene intocado (de hecho fortalecido) y la isla sufre las consecuencias, ante una comunidad de naciones que, si bien vota en contra de esas prácticas, a la vez se mantiene pasiva.
Salvo en la docena trágica, a lo largo de los años México ja sido puntual en la defensa del derecho de la mayor de las Antillas de ser libre y soberana, pero al gobierno de quien tiene geográficamente a 90 millas de distancia no se le da la gana de respetar el derecho internacional de libre comercio, y menos el relativo al ejercicio de la soberanía de un país.
El presidente Miguel Díaz-Canel arribó a nuestro país como invitado de honor a la conmemoración del 211 aniversario del inicio de la independencia nacional, y como tal, en su turno al micrófono, subrayó que México “fue el único país de América Latina que no rompió relaciones con la Cuba revolucionaria, por un mandato imperial, y a lo largo de los años no se ha quebrado lo que la historia unió indisolublemente”.
El mandatario cubano detalló que “en el momento en que sufrimos los embates de una guerra multidimensional, con un bloqueo criminal recrudecido oportunistamente con más de 240 medidas en medio de la pandemia de Covid-19, que tan dramático costo tiene para todos los países de menor desarrollo, estamos enfrentando paralelamente, una agresiva campaña de odio, desinformación, manipulación y mentiras montada sobre las más diversas plataformas digitales, que desconoce todos los límites éticos”.
Díaz-Canel agradeció al presidente mexicano “por sus expresiones de apoyo permanente, el reclamo por el levantamiento del bloqueo, y porque se cumpla el voto anual de Naciones Unidas en hechos concretos, algo que su país ha cumplido; agradecemos profundamente la ayuda recibida en insumos médicos y alimentos para paliar los efectos combinados del acoso económico y la pandemia. Ante la compleja situación epidemiológica que enfrenta el mundo, la solidaridad y la cooperación entre nuestros pueblos adquiere mayor trascendencia, por esa razón nuestros profesionales y técnicos de la salud no dudaron acompañar, en cuanto fue necesario, al pueblo mexicano”.
López Obrador lo dijo meses atrás, pero ayer lo refrendó: el pueblo cubano “ha sabido, como pocos en el mundo, defender con dignidad su derecho a vivir libres e independientes, sin permitir la injerencia en sus asuntos internos de ninguna potencia extranjera. Podemos estar de acuerdo o no con la revolución cubana y su gobierno, pero el haber resistido 62 años sin sometimiento es una indiscutible hazaña histórica. En consecuencia, creo que por su lucha en defensa de la soberanía de su país el pueblo de Cuba merece el premio de la dignidad y esa isla debe ser considerada como la nueva Numancia por su ejemplo de resistencia, y pienso que por esa misma razón debiera ser declarada patrimonio de la humanidad”.
Ahora, dijo el mandatario mexicano, “sólo agrego que el gobierno que represento llama respetuosamente al gobierno de Estados Unidos a levantar el bloqueo contra Cuba, porque ningún Estado tiene derecho a someter a otro pueblo, a otro país. Es preciso recordar lo que decía George Washington: ‘Las naciones no deben aprovecharse del infortunio de otros pueblos’. Dicho con toda franqueza, se ve mal que el gobierno de Estados Unidos utilice el bloqueo para impedir el bienestar del pueblo de Cuba con el propósito de que éste, obligado por la necesidad, tenga que enfrentar a su propio gobierno. Si esta perversa estrategia lograse tener éxito, algo que no parece probable por la dignidad a que nos hemos referido, repito, si tuviera éxito, se convertiría en un triunfo pírrico, vil y canallesco, en una mancha de que esas que no se borran ni con toda el agua de los océanos. Es tiempo de hermandad, no de confrontación”.
Y en el área de invitados especiales, el flamante embajador estadunidense en nuestro país, Ken Salazar, no dejó de tomar notas para pasar el mensaje a su gobierno.
Las rebanadas del pastel
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