Bajo las condiciones apropiadas –buen clima, una programación atractiva– el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, que se inaugura hoy, puede ser el más disfrutable de todos. Ya cercano a su aniversario 70, el certamen tiene el inconveniente de estar situado a la zaga del calendario, cuando Locarno, Venecia y Toronto ya han tomado las propuestas más interesantes de la temporada. Así, su sección competitiva corre el riesgo de ser débil, aún si se hace un poco de trampa y se recurre a títulos antes estrenados en Toronto (este año son seis las películas antes vistas en el festival canadiense).
Por otro lado, la ciudad de San Sebastián –o Donostia, en euskera– es una de las más hermosas de España, los habitantes son el colmo de lo amable y la gastronomía es de primera. Razones fundamentales para disfrutar de la experiencia.
Hace más de una década que no visito el festival donostiarra y me encuentro con varios cambios en su programación. Por ejemplo, ya no existe la retrospectiva completa de un director importante, otrora organizada con la Filmoteca Española. En su lugar veo secciones como Nest y Zinemira, cuyo criterio de selección desconozco. Eso sí, hay una retrospectiva de cine sudcoreano clásico, de títulos totalmente desconocidos para uno.
Por supuesto, hay medidas contra el Covid-19, como que los recintos del festival tendrán sólo un aforo de 50 por ciento. Los boletos se tienen que conseguir previamente en el sitio web del festival, con asientos preasignados y separados entre sí. Será obligatorio llevar el cubrebocas durante todas las funciones. No va a haber fiestas ni cocteles, lo cual es una lástima (si alguien sabe organizar una fiesta son los españoles). Ni tampoco habrá transportes del festival a las diferentes sedes, que se traduce en el empleo de taxis en euros.
Después de la nutrida participación del cine mexicano en Venecia, su presencia en San Sebastián se limita a tres competidoras en la sección Horizontes Latinos: La caja, de Lorenzo Vigas; Noche de fuego, de Tatiana Huezo, y Una película de policías, de Alonso Ruizpalacios, todas estrenadas en festivales anteriores.
Hay dos títulos latinoamericanos en competencia: Camila saldrá esta noche, de la argentina Inés Barrionuevo, y Distancia de rescate, de la peruana Claudia Llosa, que son novedades del festival. Éstas se medirán con autores más establecidos como Jane Campion, Laurent Cantet, Terence Davies y Zhang Yimou.
Por supuesto, el festival sirve de escaparate a lo más reciente del cine español, por lo que hay cuatro películas en competencia, más que cualquier otro país (y tres fuera de concurso, incluyendo una serie de seis episodios de Alejandro Amenábar). Las concursantes son: La abuela, de Paco Plaza; El buen patrón, de Fernando León de Aranoa; Maixabel, de Icíar Bollaín, y Quién lo impide, de Jonás Trueba (que dura la friolera de 220 minutos).
Twitter: @walyder