Ante el histérico griterío de la autodenominada oposición en el Senado de la República por el decidido apoyo gubernamental a Petróleos Mexicanos (Pemex), bien apunta la Rayuela jornalera de la edición de ayer: “digan lo que digan, Pemex sigue siendo la caja grande de este país. Razón de más para cuidarla”. Y esta cita no es una mera ocurrencia, porque si tuvieran memoria los prianistas y rémoras políticas que de ellos comen moronas reconocerían que sin los ingresos petroleros los tres gobiernos previos, simple y sencillamente hubieran reventado.
De acuerdo con la crónica parlamentaria de La Jornada (Andrea Becerril y Víctor Ballinas), en su comparecencia ante el pleno senatorial “el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, defendió el apoyo gubernamental a Pemex, empresa (del Estado) que, dijo, gobiernos anteriores dejaron en situación muy precaria. Respondió a cuestionamientos que le formularon senadores del bloque de contención respecto de que los recursos presupuestales millonarios que se destinan a Pemex mejor se canalicen a Salud” (ellos, dicho sea de paso, que cuando ocuparon Los Pinos destrozaron… al sector salud).
Ramírez de la O, sigue la crónica, “recalcó que en los últimos dos años y medio se han destinado a Pemex 420 mil millones de pesos y en ese mismo lapso la empresa nos ha dado un billón 200 mil millones en derechos y aportaciones federales. El respaldo presupuestal es por la enorme deuda con que la dejaron en el pasado sexenio, de 110 mil millones de dólares. La empresa productiva del Estado nos aporta más de lo que nosotros le damos, además de que es una base muy fuerte de empleo y una gran cadena de suministro energético en varios renglones. Simplemente, recalcó, no hay siquiera que preguntarse por qué se le sigue apoyando”.
Cortos de memoria o excedidos de cinismo, los histéricos gritones de la supuesta oposición parecen no “recordar” elementos fundamentales a la hora de evaluar lo que Pemex ha aportado a la nación y lo que ha resistido –sobre todo en los seis gobiernos neoliberales–, y cómodamente hacen a un lado la espeluznante deuda que dejaron en la otrora paraestatal.
“Olvidan” también que en su enfermizo afán privatizador, y más allá de la brutal co-rrupción y saqueo de que fue objeto la empresa del Estado (de la que muchos de los hoy histéricos gritones participaron), los gobiernos neoliberales desmantelaron la capacidad productiva de Pemex, concesionaron aquí y allá e importaron más de 250 mil millones de dólares en combustibles (principalmente gasolinas y diésel), porque en México, decían, “las refinerías no son negocio”, amén de que en esos tiempos fue política de Estado mantener en la inanición financiera a la primera empresa del país. Eso y mucho más.
Tiene razón Ramírez de la O cuando subraya que en lo que va de la presente administración Pemex “aporta más de lo que damos”, pues, de acuerdo con el registro de la empresa productiva del Estado, en ese periodo el valor acumulado de las exportaciones de petróleo crudo se aproxima a 51 mil millones de dólares, monto casi tres veces mayor al recibido por la ex paraestatal por respaldo presupuestal.
Hay que recordar a los histéricos gritones que en el sexenio de Fox, Pemex ingresó –sólo por exportación de crudo– alrededor de 120 mil millones de dólares, despilfarrados por un gobierno que cínicamente se autonombró “del cambio”.
En el sexenio de Felipe Calderón por el mismo concepto ingresaron 240 mil millones de dólares, igualmente despilfarrados, mientras exprimía las finanzas de Pemex, violaba la Constitución y avanzaba en la privatización energética. Los gobiernos panistas registraron récord en ingresos petroleros: 360 mil millones de dólares entre ambos y a pesar de esa bonanza la deuda de la ex paraestatal creció a paso veloz.
Enrique Peña Nieto puso la cereza privatizadora en el pastel energético nacional, mientras abría las piernas… perdón, las puertas al capital privado, y en ese entonces muchos de los que hoy gritan aplaudieron a rabiar. Con todo, durante su estancia en Los Pinos Pemex captó 160 mil millones de billetes verdes.
En síntesis, 520 mil millones de dólares de ingreso por exportación de crudo en tres sexenios, algo así como 50 por ciento del PIB a precios actuales, y todavía se animan a gritar que “no se justifica” la inversión en Pemex (si pudieran meter la mano, entonces aplaudirían).
Las rebanadas del pastel
Felices fiestas patrias.