Ciudad de México. En Tlaxcala, el estado más pequeño de la República, se encuentra la casa donde vive Federico Silva (Ciudad de México, 16 de septiembre de 1923), quien este jueves cumplirá 98 años de edad. Su obra comprende escultura, pintura de caballete y mural, arte cinético y gráfica digital. Allí, en un amplio terreno de varias hectáreas, vive con su esposa, la sicoanalista María Esther González Tovar, quien cordialmente nos recibe para la entrevista que nos concedió el maestro gracias a la intermediación del amigo Luis Ignacio Sáinz.
Desde muy joven se convirtió en apasionado lector y aficionado a la música. Con esas habilidades de escucha y lectura, realizó estudios de veterinaria, derecho y antropología, pero se decidió por el arte.
–¿Por qué no se dedicó a ser veterinario, abogado o antropólogo? ¿Por qué se decantó y prefirió ser artista?
–Eso realmente no lo sé, porque desde niño pintaba y hacía cosas y ahí me realizaba. Empecé a aprender y a entender también por qué se hace y me di cuenta de que los mejores artistas de México eran artistas comprometidos con la sociedad.
–¿Cuándo dijo “voy a ser artista”, se acuerda?
–Nunca dije eso, porque siempre le tuve mucho respeto al término. Yo quisiera ser artista, pero tampoco es el planteo. Las cosas se hacen casi por instinto, por necesidad vital, cuando se mira algo que conmueve, y por la enseñanza de los grandes maestros, ver los murales, ahí se aprende.
–Después de darse cuenta de que los mejores artistas eran los comprometidos con la sociedad, comenzó a trabajar con (David Alfaro) Siqueiros. ¿Cómo conoció a Siqueiros?
–Siqueiros venía de América del Sur a México y se fue a vivir a Coyoacán. Yo sabía de toda su trayectoria y convicciones. Se me ocurrió hacer una revista política que se llamó 1945, y con esa idea fui a visitar a Siqueiros sin antes haber tenido ningún contacto. Le propuse participar en la revista; dijo que sí, contra la opinión de su esposa Angélica, quien quería que se pusiera a pintar. Pero Siqueiros quiso hacer política, prefirió usar su energía, su talento y su experiencia en la revista.
–¿Y ahí es donde aprendió a hacer murales, con él?
–Bueno, eso no se aprende porque un mural es un planteo muy complejo, técnico, ideológico, social, romántico. No, yo empecé a trabajar con Siqueiros en Bellas Artes, y lo que hacía yo era preparar los colores y en una ocasión me dijo: “A ver, pinte usted esta esquina”.
El maestro Silva relata cómo intentó pintar, pero se ríe al recordar que después de tres días Siqueiros borró lo que él había pintado.
Recordemos que fue Siqueiros quien dijo que Federico Silva era “el pintor de su generación de más capacidad y fuerza expresiva” para defender su derecho a pintar uno de sus primeros murales. También recibió el apoyo de Carlos Chávez, Fernando Gamboa y otros. Entre las opiniones favorables que suscitaron sus obras, destaca el comentario de José Revueltas, quien en 1953 advirtió que “Silva no se ha dejado seducir por el canto de esas sirenas de sacristía dogmática”.
–¿Qué opina al respecto hoy, maestro?
–Efectivamente, el artista no puede dejarse seducir por algo que no sea el arte. El compromiso del artista –responde enfáticamente– es de cada quien y consigo mismo, no con el gobierno ni con el Estado ni con ninguna organización.
–¿Tiene alguna obra suya que sea su favorita? ¿Huites qué tal?
–¡Ah, bueno…! Si hablamos del mural Principio, ése es otro fenómeno, es arte público, ¡ése me gusta todo! No lo valoro por el mercado que impone una instancia u otra. Al arte público lo impone la sociedad, ése es su verdadero valor.
Algunas imágenes del mural Principio se pueden admirar, así como las de las 11 esculturas suyas de la colección Pago en Especie de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y otras obras, en el video de la serie Una trayectoria, una colección: Federico Silva, que se presentará mañana a las 11 horas en las redes sociales de Hacienda es Patrimonio Cultural y en el canal 14 del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano.
La videoentrevista, junto con la exposición que se inaugurará en noviembre en el Museo de Arte de la SHCP (Moneda 4, en el Centro Histórico de la Ciudad de México), son un homenaje al escultor y pintor comprometido que es el maestro Silva, quien forma parte de la mencionada colección Pago en Especie.
Interés colectivo
En el video Una trayectoria… también se podrá comprender por qué las obras de arte públicas son de interés colectivo y, debido a su complejidad, es conveniente utilizar una metodología científica para realizarlas. El trabajo debe ser multidisciplinario, porque permite la responsabilidad y comprensión del significado del arte, que no es simplemente el rescate testimonial, sino un instrumento cultural transformador.
Así, en el Espacio Escultórico de la UNAM, inaugurado en 1979 y que surgió de una idea propuesta por Federico Silva en 1977, colaboraron arquitectos y urbanistas con los artistas que lo crearon y que allí situaron sus obras: Hersúa, Helen Escobedo, Mathias Goeritz, Sebastián, Manuel Felguérez y el propio Silva.
El Espacio Escultórico, en sus más de 40 años de existencia, es un ejemplo de arte que vincula la naturaleza con la arquitectura y la escultura, además de que abre paso a una reflexión de la relación del hombre con el universo. Y su creador, Federico Silva, sigue en su búsqueda, experimentando, porque para él el arte es un instrumento de conocimiento.
–¿En qué piensa cuando está trabajando, maestro?
–En mi relación con el proyecto en el que estoy. Actualmente me interesa conocer la opinión de Luis Ignacio acerca de una pieza, La bailarina. Considero que la dejaré de color negro.
Esa pieza, explica Sainz, formará parte de una exposición que se prepara para Bellas Artes. Incansable, el artista que cumplirá 98 años sigue lleno de ideas, preocupaciones y conflictos porque, como afirmó hace un tiempo, “el arte no se llega a conocer, y eso es lo que me mantiene joven y activo, porque voy tras algo que nunca encontraré”.
Adriana Castillo Román es directora general de Promoción Cultural y Acervo Patrimonial y encargada de los Asuntos de la Titularidad de la Conservaduría de Palacio Nacional en la SHCP.